Chapter Nine 9🖤

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No hace falta que diga quién es la mente maestra detrás de este genial plan, espero que mi sarcasmo se note.

Si Dylan quiere guerra, eso va a tener. No me puse la "ropa" que me dió, al contrario me quedé en ropa interior, tomé mi mochila y salí del baño rumbo a la cafetería ya que era hora del almuerzo.

Me importó muy poco que todos se me quedaran viendo, a mí me gusta mi cuerpo, tengo unas piernas largas y torneadas, un abdomen plano y definido por el entrenamiento, gracias al embarazo mis pechos y glúteos aumentaron por lo que me consideraba con un buen cuerpo.

Todos los chicos se me quedaron viendo, uno chocó contra los casilleros por estarme mirando, otro dejó a su novia con la boca de pato, al parecer se iban y besar pero el chico me vio y dejó a su novia en el aire.

Si Dylan creía que me iba a dar vergüenza estar semi-desnuda iba listo. Abrí la puerta de la cafetería de un portazo, ignoré el silencio y las miradas, compré mi comida que era pizza, jugo de frutas y un pastel de fresa. Madd me hizo señas desde una mesa que estaba vacía y me acerqué a ella con toda la tranquilidad del mundo. Vi a Dylan y a sus amigos mirarme con los ojos tan abiertos que pensé que se le saldrían, la boca por el piso y los puños apretados, le guiñé un ojo y le lancé un beso. Me senté y comencé a comer tranquilamente.

- Me puedes explicar ¿por qué coño estas casi desnuda? Y mejor aún ¿por qué parece que te la suda? - me preguntó Maddie.

- Quizás porque me la suda un poco. Mi ropa de cambio desapareció "accidentalmente" - dije haciendo comillas con mis dedos.

- O sea, ¿Dylan? - preguntó.

- ¿Cómo lo supiste? - pregunté sin dejar de comer.

- Salí un momento al baño a causa de las náuseas, y vi a Dylan saliendo del vestuario de chicas, además no deja de mirar hacia acá - me dijo.

Yo no pude aguantar más y solté una carcajada que todo el mundo escuchó.
No podía creer que el muy imbécil se había tomado tantas molestias, me sentí realmente halagada, no es que me moleste al contrario me hizo un favor, hace un calor del demonio y andar tan fresquita ayuda, pero esto no se iba a quedar así yo no había hecho mi jugada maestra y ésta sería jaque mate.

Dylan

¡No me lo puedo creer! Está chica está totalmente loca. Aunque tengo que admitir que tiene un cuerpo perfecto, joder, que cuerpo, pero se suponía que la tenía que humillar, no hacer que media escuela babeara al verla. No se por qué me molesta tanto que todos los chicos la miren, no es justo, yo quiero ser el único que la puede ver desnuda.

Ella estaba comiendo tranquilamente con Madd, me levanté y fui a su mesa.

- Bonito trasero, nena - le dije burlón, necesitaba humillarla, hacerla sentir vergüenza, no puedo quedarme de brazos cruzados mientras se ríe de mí.

- Lo sé, gracias - me respondió

- Lástima que ahora todos creerán que eres una puta, no te impresiones cuando los chicos hagan contigo lo que quieran - ¿yo dije eso? Maldita sea, menuda bocaza tengo, tengo un talento innato para meter la pata.

Ella me miró con rabia, pero luego suavizó su mirada y suspiro tratando de calmarse.

- Escúchame, Dylan, no sabes nada de mi, no tienes idea de lo que soy capaz, no me provoques, no te conviene - me dijo.

- ¿O sino qué? - le dije y enseguida me arrepentí.

Me tomó por el cuello de la camisa y me saco de la cafetería casi arrastrándome.

Ángeles Del RingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora