Empecé a practicar boxeo a los 16 años, me pasé entrenando 8 meses sin subirme a un ring para una pelea de verdad, Lucas decía que no estaba lista, aunque yo sabía que si lo estaba.
Un día Lucas se subió al ring del gimnasio en el que emtrenabamos conmigo, pero esta vez no era para practicar, sino para pelear.
Mi primera pelea como boxeadora sería con mi entrenador.
No podía negar que esto me daba un poco de miedo ya que Lucas es un exboxeador, de los más grandes, nadie lo tumbaba, decía que era de hierro y así lo nombraron; El Ángel de Hierro, quizás por eso mi nombre es similar, es una especie de homenaje a este gran luchador.
Ese día fue mi primera pelea, pero no solo eso, también fue la primera vez que deje knock out a alguien, y si, también fue la primera vez que mi entrenador caía.
Aún recuerdo el sonido que hizo su cuerpo contra la lona, me asusté muchísimo, no lo niego, pero descubrí que estaba lista, más que lista, y también me di cuenta de que esto era lo que necesitaba, había descubierto mi pasión.
Después de todos los golpes que me dió la vida, decidí que era mi turno de golpear, y esta vez no sería yo quien sufriría.
Después de eso, Lucas me consiguió una pelea, pero era dentro de un mes, no podía esperar tanto, necesitaba volver a sentir la adrenalina de estar en un ring, golpeando a alguien, sé que estaba mal haberlo disfrutado tanto ya que dejé inconsciente a mi entrenador, pero no podía negar todo lo que sentí, había descubierto al amor de mi vida, y ese se encontraba en el ring, en mis guantes, en mis golpes, en la sangre, en el sudor, en la gente, en mi.
Escuché a dos chicos hablar de peleas clandestinas, y decidí ir hacia allá por pura curiosidad, escondida de Lucas, mi objetivo era mirar y aprender, pero cuando llegué no pude evitar hablar con el dueño del negocio, le dije que quería pelear y él me dejó pensando que me destrozarían.
Esa noche peleé con una chica, fue mi segunda pelea, mi segundo knock out y mi segunda victoria, gane 4.000 esa vez, y con ese dinero invite a comer a Lucas, él no tenía idea de dónde lo había conseguido, pero tampoco preguntó.
Después de eso todos los sábados peleaba en las ilegales, nadie sabía nada de mí, de mi vida, de mi pasado, nada, y así lo preferí, me limité a llegar, pelear, ganar y cobrar.
Nunca perdí una pelea, ni en las clandestinas, ni en las profesionales, ni con Lucas, ni sin Lucas, me convertí en El Ángel del Diablo, y mi nombre era símbolo de Peligro, pero todo lo que empieza se acaba y me retiré, convirtiéndome así en una leyenda, la primera mujer en ganar 4 campeonatos de MMA seguidos y 5 de boxeo, de ganar tantos cinturones, medallas y reconocimientos como los que yo gané, la única mujer invicta en más de 100 peleas, la primera en tener más de 80 knock outs en mi currículum, una leyenda digna de recordar y me alegra decir que también me convertí en la inspiración de muchos, en un ídolo para mujeres que viven en un mundo de hombres, dando a conocer que nada es imposible, que con esfuerzo todo se logra.
No importa si todos están en tu contra, tu solo levanta la cabeza y demuéstrales de lo que eres capaz.
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Estaba sentada en mi cama, cuando el sonido de la puerta interrumpe mis pensamientos.
Entran dos de los policías de antes seguidos de Lucas y Austin, estos dos últimos corrieron a abrazarme, aunque no me gusten las muestras de cariños debo confesar que entre los brazos de estos dos inútiles me siento en casa.
- Te echamos mucho de menos angelito - me dijo Lucas con su ya acostumbrado tono paternal.
Lucas se casó hace un año y tiene una hija hermosa, se mudó a Denver junto con su esposa Grace.
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Ángeles Del Ring
Teen FictionCon un cuerpo de infarto, una sonrisa que ilumina hasta el más oscuro corazón, un cabello negro azabache y unos ojos azules, tan azules que te pierdes en su mirada, todo esto acompaña a la hermosa Deborah Miller. Tal vez pienses que es un ángel caíd...