Con un cuerpo de infarto, una sonrisa que ilumina hasta el más oscuro corazón, un cabello negro azabache y unos ojos azules, tan azules que te pierdes en su mirada, todo esto acompaña a la hermosa Deborah Miller.
Tal vez pienses que es un ángel caíd...
Estuve pensando está decisión mucho. El boxeo ha sido lo que me ha inspirado a continuar, me dió una nueva oportunidad, una nueva vida.
Necesito volver, y quiero hacerlo, estoy segura.
Han pasado dos semana desde que le dije a Dylan mi decisión, se sorprendió un poco, pero me apoya cien por ciento.
Ya estoy recuperada de la paliza en el cementerio, aún se me ve la marca del abdomen pero se puede tapar.
Lucas se alegró muchísimo cuando le dije que quería volver, Austin también, pero claro, me he mantenido entrenando pero aún me falta estar en forma, tengo que practicar mucho.
Estoy en el baño, tomando una ducha, Dylan me invitó a una cita, para mí es una cursilería, pero a él le hacía ilusión y en el fondo a mi también.
Salgo de la ducha y voy a mi habitación a vestirme.
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Me maquillo y mi móvil suena con una llamada de Dylan.
Llamada telefónica
- Hola hermosa, ¿estás lista? - pregunta.
- Si ya estoy, ¿y tú?
- Estoy abajo.
- Ok, ya salgo - y cuelgo.
Agarro mi bolso y salgo del apartamento.
Dylan está en el auto de Matt esperándome. Cuando me ve una sonrisa se forma en su cara e inmediatamente otra se forma en la mía.
Llegó a su lado y lo beso.
- Estás hermosa - susurra.
- Ya lo sé - bromeo.
Subimos al auto y nos vamos. Dylan agarra mi mano en todo momento.
- ¿A dónde vamos? - pregunto.
- ¿Ansiosa? - sonríe.
- Pues si.
- Ya casi llegamos.
A los pocos minutos aparca el auto y no puedo ver nada, todo está oscuro.
Puedo distinguir árboles, es como un bosque. En resumen estoy en la conchinchina y este tío me ha traído para matarme y vender mis órganos al mercado negro.
Ok, quizás estoy exagerando.
- Sé lo que piensas y la repuesta es no - me dice - no te he traído para matarte.
- Nunca se me pasó tal cosa por la mente - miento.
- Ya claro - obvio que sabe que miento - vamos.
Me toma de la mano y me doy cuenta que trae una mochila en el hombro.
Ay madre, es ahí donde tiene los cuchillos, las sogas, el alcohol y esas cosas.
