EsVandal y Kakytron

318 32 1
                                    

Aquellas calles tan crueles y desoladas eran el hogar de muchos niños de la ciudad de EliteCraft.

Callejones donde un niño aprende a sobrevivir, quizá no con los mejores métodos, pero en la necesidad se ven obligados a abandonar parte de su humanidad.

Tal era el caso del pequeño Vandal, uno de los tantos niños que habían sido abandonados a su suerte en aquellas precarias condiciones.

Pero el pequeño castaño se había aferrado a la vida con todo lo que podía, haciendo un esfuerzo sobrehumano para un pequeño bebé.

Su llanto no había cesado, incluso en aquella tormenta de nieve, aún con la piel amoratada y el frío golpeando contra su piel, sus pulmones se habían rehusado a dejar de funcionar.

Había sido encontrado, un joven del cual no recordaba siquiera su rostro, lo había rescatado y lo había criado, la única figura paterna que había conocido.

Los años pasaban, el castaño siempre admirando a los demás niños que jugaban en las calles, niños que se burlaban de él por su fragilidad.

Su pequeño cuerpo era tan delicado como una flor, aunque su personalidad era avasalladora, se veía retraída constantemente.

Aquel joven misterioso le había prohibido estrictamente salir, lo mantenía resguardado en la seguridad de su precario hogar, pero eso era lo que menos le importaba al castaño.

Un día como cualquier otro su cuidador había salido, no era algo que extrañase al castaño, ocupaba su tiempo dejando volar su imaginación, creando historias impresionantes, creando aquellos amigos que tanto anhelaba tener.

La noche había caído, pero el joven aún no llegaba a su morada, el pequeño comenzaba a ponerse nervioso, no podía conciliar el sueño y miraba fijamente la puerta en espera de que alguien llegase.

El sol comenzaba a salir y el castaño no había logrado descansar, un sonoro golpe lo saco de su ensoñación, el peso de un cuerpo impactando contra el suelo.

Se levantó de un salto, y el terror se apoderó de él, podía ver a aquel muchacho tirado en el suelo, con un charco de sangre formándose a su alrededor.

Vandal le miró asustado, intentó ayudarlo pero no sabía como hacerlo, tenía apenas 7 años, podía ver como su pecho se elevaba cada vez más despacio, con lágrimas en los ojos alcanzó a acurrucarse a un lado del joven.

*

Algunas horas después despertó, prestó atención al cuerpo y estaba helado, pronto lo comprendió, el joven había muerto.

Se acurrucó en la desgastada colchoneta por los siguientes días, incapaz aún de procesar lo que estaba viviendo, cuando el hambre se hizo insoportable decidió salir.

Su cuerpo era largo y delgado, cubierto por ropajes desgastados y sucios, su cabello castaño totalmente enmarañado y cubierto de suciedad, caminaba descalzo por las calles.

No sabía muy bien que hacer, apenas y había salido en su corta vida, obedeciendo muchas veces a regañadientes a su cuidador.

Una risilla nerviosa escapo de sus labios, intentando procesar todo lo sucedido, el hecho de que caminaba por las calles, era su método de defensa.

Caminaba sin rumbo por aquellas crueles calles, rodeado de peligro la mayoría del tiempo, pero aún así no volvió a su pequeña morada.

Por primera vez se veía envuelto en una pelea, en uno de sus hurtos otro grupo de ladronzuelos intentaban atracarlo.

Intentaba hablar, pero estaba aterrado, tartamudeaba sin control alguno, ocasionando burlas y segundos después una paliza.

Intentó defenderse pero su cuerpo no parecía ser capaz de ocasionar daño, solamente de recibirlo, había quedado reducido en el suelo, en posición fetal y cubriendo su cabeza.

World War Three •EliteCraft•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora