Capítulo 5

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A la mañana siguiente Hinata se despertó en su cuarto por el sonido de su estresante alarma, estirando la mano tomó su celular y la apagó, continuamente revisó la hora, eran las 7am. Suspirando se levantó y se dirigió al baño, hizo sus necesidades y se volvió a su cuarto fijándose que había una nota sobre la mesa.

Lo tomó y empezó a leer: No quise molestarte al despertarte, me tomé el atrevimiento de llevarte a tu habitación para que descansaras mejor, gracias por todo Shoyo, nos vemos luego.

TK

Hinata se sintió extraño, era obvio que Tobio no iba a quedarse con él al despertar y le agradecía por haberlo dejado en la comodidad de su cama pero aun así, algo dentro de Hinata se sentía raro, y él no entendía por qué.

Sin darle más vueltas al asunto, se dirigió nuevamente al baño para tomarse una ducha y prepararse para su jornada de trabajo.

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Hinata se encaminó a la habitual cafetería que frecuentaba, tomó asiento y esperó que sus amigos llegaran para desayunar juntos.

Mientras esperaba miraba las nuevas noticias en el mundo de la moda y el entretenimiento, revisaba sus cuentas y buscando nuevas tendencias en ropa. Las miradas y los murmullos no tardaron en llegar, era costumbre que cuando Hinata llegaba en un lugar, las personas tomaban el atrevimiento de hablar de él de cualquier manera y Shoyo no era sordo, podía siempre oírlos.

"Mira cómo se viste."

"Mira ese cabello, debe ser pintado."

"Mira qué lindo le queda la ropa."

"Quisiera acercarme a él."

"Parece un marica con ese tipo de ropa."

"Es muy guapo."

Para Hinata no era raro oír eso tipos de comentarios, era consiente que aunque no vestía afeminadamente la ropa le sentaba muy bien, ese día tenía un buen pantalón negro que le marcaba muy bien sus muslos, una camisa manga larga totalmente negra y un abrigo largo de color beige que le hacía lucir más joven de lo que habitualmente era, el toque eran sus gafas, Hinata era hermoso, lo sabía perfectamente.

Pero el odiaba ser hermoso.

La puerta sonó mientras entraba Sugawara y Kenma buscando a Hinata quien no fue difícil de encontrar con ese lindo color de cabello que cargaba.

—Buenos días Hinata.— Saludó Sugawara mientras ambos chicos se sentaban y pedían su desayuno.

—¿Qué hicieron ayer?— Preguntó el mayor viendo a sus dos amigos metidos en sus celulares.

El mayor suspiró, sabía que Kenma era un adicto a su móvil y sus videojuegos pero era raro ver a Hinata tan concentrado en el suyo, así que jugando le quito el celular.

—¡Dámelo!— Dijo alzando un poco más la voz.

—¿Qué tanto ves?— Preguntó mirando su celular, para luego formar una pequeña "o" entre sus labios al notar el perfil donde estaba

—Pensé que te caí mal.

—¿Quién?— Preguntó Kenma acercándose donde estaba Suga para ver también el celular de Hinata.

—Solo veía su estilo de ropa.

Ambos chicos se miraron y sonrieron. Suga le entregó el celular a Hinata.

—Si tú lo dices...

La conversación murió ahí, los tres chicos empezaron a comer y hablar de cuestiones de trabajos mientras esperaban que se hiciera la hora de irse a trabajar.

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Hinata corría de un lado a otro, buscando trajes y maquillaje que tenía guardado en una de sus tantas gavetas, estaba estresado, se notaba, además de que parecía que alguien se había metido en su lugar de trabajo el día anterior y le revolvió todo a Shoyo. El estilista se dio cuenta que por mucho que se hubiesen esforzado en dejar todo como estaba, se notaba que alguien toco sus cosas.

Tobio no sabía qué hacer, podía ver como el pelinaranja se movía de un lado a otro, notando su desesperación, quería decir algo al chico pero sentía que si hablaba Hinata le cortaría la lengua, así que espero sentando mientras Hinata se calmaba y terminaba con su maquillaje.

Una vez más, Hinata grito.

—¿¡Donde está mi secador de cabello!? Que no me entere yo quien lo agarró porque le voy a partir cada uno de sus dedos.

Todos lo que estaban en la habitación lo veían echando humo, Tobio le sorprendía la actitud de Hinata, pero parecía que solo era él, el único sorprendido, ¿Sera que siempre era así? Pensó mientas sonreía satisfecho, porque quién diría que ese pequeño chico podía intimidar a cierta cantidad de profesionales y aun así dormir plácidamente en su pecho.

—Shona... Vi su secador en la estantería.— Una pequeña chica se le había acercado al chico y juro arrepentirse de todo.

Tobio también pudo jurar que casi mata a la chica con la mirada.

—¿Eres nueva cierto?— La menor asintió. —¿Cómo te llamas?— Preguntó y todos menos Tobio sabían lo que vendría a continuación.

—Yachi Hitoka.

Hinata sonrió cínicamente. —Oye, Yachi, un placer soy Shona y en mi lugar de trabajo, absolutamente nadie tiene per-mi-ti-do tocar mis cosas, ¿Entendiste? ¡Nadie!—

La chica sorprendida se disculpó muchas veces y se dirigió a su lugar de trabajo con los pelos aun de punta. Hinata buscó su secadora y Tobio estaba tan sorprendido que no sabía ni cómo reaccionar.

—Que no te sorprenda ver algo así a diario, los nuevos no saben cómo es Shona con sus cosas y toman los que les falta sin permiso.— Comentó una estilista que estaba al lado de Tobio maquillando a otro modelo.

—Pobre chica.— Fue lo único que pudo comentar.

—Tranquilo, dentro de unas horas Hinata se disculpara por alzarle la voz, siempre sucede, parece cruel al momento pero es para darse a respetar.

—Pero si es muy respetado aquí.

—Exacto señor Kageyama, aquí, no creas que el respeto y admiración de muchos existe porque es él, no, por lo que se sabe Shona no tuvo una buena vida y se esfuerzas en sus cosas, pero yo no puedo hablar de eso.

—Entiendo, claro.

Tobio sentía cada vez más la necesidad de conocer a Hinata, le intrigaba el chico, de cierta forma esos días se sentía territorial, con él, pero no porque fuese un objeto o algo, sino su persona lo intrigaba más y más, ya tenía claro lo que haría a continuación, iba a conquistar al chico fuese como fuese.

Shoyo volvió con un montón de cosas en las manos, entre ellas el secador que tanto busco. —Señor Kageyama voltéese.— Tobio sonrió e hizo caso.

—Como usted mande, mi amor.

Dijo en un tono bajo para que nadie más oyera, pero Hinata tenía unos buenos oídos.

𝖲𝗍𝗒𝗅𝗂𝗌𝗍 // 𝖪𝖺𝗀𝖾𝗁𝗂𝗇𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora