Sujeto Experimental.

Tres

Se dirigió hacia el patio de aquella casa lo más rápido que pudo, tratando de mover sus piernas a la mayor velocidad que alcanzaba. Tenia que escapar. Estaba justo detrás de él, persiguiéndolo a toda velocidad.

Fue directo al único árbol que había allí, tratando de despistar al que lo perseguía fallando en el intento. Unas manos se posaron en su espalda, agarrandolo fuertemente de la remera. El perseguidor exclamo:

- Mancha!! Harry no seas tramposo, dijimos que esta zona no estaba permitida en el juego- Le regañó el niño morocho de ojos azules parecidos al cielo.- Ahora tengo 2 vidas porque fue más difícil agarrarte cerca del árbol.

- Está bien, me lo merezco- Le respondió rendido- Es que ustedes dos son mucho más veloces que yo, parece que podrían correr una maratón contra mi papi y ganarle- Continuó, esta vez con notable decepción- Quiero que me cuenten su secreto, no hay manera de que corran tan rápido así como así.

Harry no era tonto, sabía que todos corrían más rápido que él. Después de todo, nunca fue bueno con los deportes que requieran mucho gasto de energía. Pero sabía que había algo más, especialmente con dos de sus amigos. Todos corrían de manera más veloz que él, pero dos eran diferentes. A penas podía ver su sombra cuando avanzaban. Él en serio creía que podrían ganar todas las carreras si tan sólo intentaran participar.

La cara del castaño se transformó completamente para mostrar incomodidad, estaba nervioso. Forzó una sonrisa y le explicó a grandes rasgos que enrealidad no eran tan veloces, que simplemente era su perspectiva. Harry se cruzó de brazos, sabía que había algo más que no le estaban contando. Decidió no darle más vueltas al asunto y continuar en el juego, tratando de atrapar a alguno de los cuatro niños que estaban allí divirtiéndose junto a él. No había manera de poder tocar a alguno, todos corrían demasiado rápido. Frustrado, se sentó en el pasto, pensando que si no podía alcanzarlos, tendría que buscar otra técnica.

- ¿Ya te cansaste, Harry?- Ésta vez habló un rubio de ojos celestes- Tranquilo, podemos esperar a que recuperes las fuerzas- Siguió hablando al tomar asiento junto a él. En ese momento, Harry aprovechó la oportunidad, y tocó el brazo ajeno para salir a correr.

- ¡Mancha!- Habló cuando logro a estar a una distancia prudente como para salir corriendo sin ser alcanzado.

- Oye, me preocupo por tí ¿y así me lo pagas?- Preguntó el rubio fingiendo indignación.

Unos pocos minutos más les bastaron para agotar sus energías y poder descansar. Fue entonces que la única mujer que estaba pendiente, decidió darle fin a aquel juego.

- ¡A comer, niños!- Elevó la voz al acercarse con un par de platos en sus manos, lleno de comida para compartir con el grupo.

- Ahí vamos, mami- Respondió un niño morocho que hasta el momento no había hablado.

Los cinco niños salieron corriendo, esta vez a su misma velocidad. Siempre le había parecido extraño el hecho de que no mostraban cómo corrían algunos de ellos frente a nadie más que no sea él. Se sentía, en cierto punto, halagado, pero también decepcionado porque no le contaban el cómo hacían esas impresionantes cosas.