Por la mañana despertó sudado, su corazón latía a mil por hora y se podía notar que estaba temblando levemente. En su mente se repetía una y otra vez la escena que su mente lo había hecho ver. Pequeños ojos azules, al igual que sus zapatillas. Las zapatillas que él envidiaba de pequeño porque eran de su color favorito. ¿De dónde lo recordaba?
Cuando la nube mental se despejó al igual que su sueño, sus recuerdos se aclarecieron. Fue entonces que lo supo. Se dirigió hacia la computadora, tan rápido como su cuerpo adormilado lo permitió. Pronto, los archivos de unos días atrás que había sacado con su celular aparecieron ante sus ojos. Se dirigió directamente a una foto en particular, aquella que correspondía a la supuesta huella de Lottie. Entonces lo supo, no era de aquella pequeña.
Su cuerpo se tensó al comprender que las huellas eran de Louis, pertenecientes a las zapatillas de su recuerdo hipnótico. La madre había mentido, Lottie había colaborado, y la policía no había corroborado nada. Aquello era un avance fundamental allí, indicaba que Louis, a pesar de su corta edad, se había ido voluntariamente, o por lo menos no había sido acompañado. La teoría de que la madre lo había hecho y la policía había sido comprada para alterar los informes crecía fervientemente. Sólo faltaba corroborar que la teoría tuviera sentido en el caso de los restantes hogares. ¿Había sido todo producto de la mente de Mary, o habría hecho un convenio criminal con las demás madres?
Revisó el reloj y se sobresaltó al notar lo tarde que era, debía prepararse, desayunar y llegar a la universidad en menos de un cuarto de hora. Se dió una ducha para despabilarse de no más de tres minutos y se vistió. Bajó las escaleras con gran apuro, casi tropezando en el intento. Su madre, al notar lo sobresaltado que se encontraba, decidió saltarse la charla matutina y simplemente saludarlo con un beso. Agradecido, salió corriendo por la puerta a gran velocidad, despidiéndose rápidamente con un pequeño movimiento de manos.
Para su suerte la universidad no le quedaba muy lejos, así que, si caminaba un poco más rápido, podría llegar a tiempo. Apuró el paso y justo cuando estaba por llegar, una cabellera rubia se llevó toda su atención.
–¡Harry! Buenos días, ¿a donde vas con tanto apuro?
Era Nicholas, nuevamente. No podía creer que a todos los lados al que iba él estaba ahí.
–Nicho, no es nada personal pero no puedo hablar ahora. Voy a la uni y si no llego en un rato me voy a quedar afuera.
–¡Yo también voy para allí! Déjame acompañarte.
Harry terminó por aceptar, después de todo no estaba de humor como para negarle nada a nadie.
La presencia del rubio lo retrasó bastante, por más que lo intentaba no podía caminar a su misma velocidad y eso le sacó tiempo. Normalmente, un par de minutos de retraso pasarían desapercibidos, pero no era su día de suerte.
–Sólo le queda una falta en esta clase, señor Styles.
–Si, lo siento mucho, no volverá a pasar.
–Si quiere puede pasar, pero la falta va a seguir estando.
–Por favor, se lo ruego. Usted sabe que no soy de llegar tarde, perdóneme esta nada más.
–No señor, yo no soy de esos profesores. Usted decide si se va o si se queda, pero la falta se queda.
Se dió media vuelta y se comenzó a dirigir a la salida, arrastrando sus pies. Sintió que la panza se hacía un nudo como señal de estrés, definitivamente ese no era su día. Cuando finalmente salió de la institución, se sorprendió al ver que el rubio seguía ahí, como si lo estuviera esperando. ¿No tenía clases a las que asistir?
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Sujeto Experimental.
FanfictionHace quince años había ocurrido una extraña desaparición de cuatro pequeños de cinco años de edad. Harry Styles, un joven alumno de la facultad de periodismo, se interesó en el extraño caso. Aprovechando que la justicia decidió dejarlo de lado por f...