Cinco

606 95 42
                                        

–Harry

La voz de su madre lo sacó de sus pensamientos.

–¿Me estás escuchando?

Harry asintió, como una evidente mentira. Los últimos días estuvo muy disperso, no podía concentrarse en nada más que no sean aquellos ojos. El rostro se le hacía extremadamente familiar, pero no lograba recordarlo de ningún lugar. El iris azul, el azul más hermoso que alguna vez haya visto. Tampoco las palabras dichas le habían sido de mucha ayuda, rondaban una y otra vez dentro de su cabeza en un bucle constante.

"Espera, nonono. Escucha fuerte y claro: nunca me viste y no trates de averiguar quién soy, por dios el jefe me va a matar. Fue un placer hacer contacto visual directo contigo por primera vez pero esto nunca pasó"

Demasiadas preguntas vagaban por su mente, ¿por qué se sorprendió tanto cuando lo vio? ¿Cómo no lo podría ver? Siendo que estaba literalmente atrás suyo, probablemente hasta siguiéndole durante todo su recorrido. "Por Dios, el jefe me va a matar" ¿Quien es "el jefe" y por qué se enojaría tanto por el simple hecho de verlo? "fue un placer hacer contacto visual directo contigo por primera vez" ¿Por primera vez? Estaba seguro que lo había visto en algun lugar aunque sea una vez.

–¡Harry!

La voz de su madre nuevamente lo sacó de sus pensamientos.

–Por Dios ¿Por qué estás tan distraído? Préstame un poco de atención, que estos momentos son los únicos en los que ninguno de los dos está ocupado y podemos hablar.

Harry asintió, Anne tenía razón. Durante el día, su madre tenía que trabajar mientras que él estaba estudiando. Por la tarde, normalmente se dedicaba a hacer tareas y su madre no lo quería molestar. El desayuno y la noche eran los únicos momentos en los que podían hablar, y no la estaba escuchando. Ahora se sentía, ciertamente, un egoísta.

–Tienes razón, perdón. Estos días estuve un poco distraído por tarea. Ahora soy todo oídos.

Anne no pudo evitar sonreír.

–Bueno, ya que estás tan distraído por la tarea, hablemos de eso. ¿Como va tu investigación? Me llamó el señor Piersantelli y te acusó de entrar a escondidas a su casa y hacer algo en su patio por algo de una investigación. Pero tranquilo que ya le advertí de las consecuencias de una acusación falsa así de grave.

Harry se atragantó con la comida.

–Oh no, conozco esos nervios. No me digas que...

–Noooo, ¿por qué haría algo así?– Dijo al tomar agua para humedecer su garganta y dejar de toser.

–Harry, sé reconocer tus mentiras. Confiesa.

Harry suspiró, no podía esconderle nada a su madre.

–Está bien, sí entré a su casa. Pero fue por una buena causa, lo juro. ¿Te acuerdas del sueño que te conté? El que me dijiste que tal vez era más un recuerdo que un sueño.

–No me refería a que hicieras algo ilegal para corroborar aquello.

–Yo no robé nada– Insistió al ver la cara de acusación que le dedicaba– Sólo recuperé lo que por derecho era mío.

–¡Por Dios, Hazz!

–El caso es que– Retomó la idea antes de oír el sermón que su madre, muy probablemente, le estaba preparando– En ese sueño estaba con los chicos, justamente los que desaparecieron, en lo que parecía ser una pequeña reunión. Habíamos escrito algo en unos papeles y los enterramos dentro de una cajita en el patio de los Malik. Nadie le dijo a nadie sobre qué escribió, y juramos no desenterrarla hasta que pasen muchos años. Parecían muy nerviosos mientras que escribían, supuse que estaban poniendo algo que tenia que ver con su secreto, así que hace un par de días me dirigí hacia la casa del señor Piersantelli, que es la antigua casa de los Malik, y lo desenterré. No me malinterpretes, no es que me adentré a su casa sin permiso así como así. Bueno, tal vez si– Repuso al notar las intenciones de su madre por interrumpirlo– pero no fue mi primera opción. Fui a su casa y le pedí amablemente si me dejaba buscar algo que me pertenecía en su patio, él me negó rotundamente, así que decidí hacerlo de otra forma.

Su madre lo veía alucinando con lo que decía, aún así, mantenía una sonrisa rígida.

–Sabes que no es la manera de hacer las cosas. Tampoco fue algo muy profesional lo que hiciste, así que quiero que vayas y te disculpes con él. De paso, también mándale unas disculpas de mi parte por las cosas que le dije.

Harry frunció el seño, sabía que no había sido la mejor decisión pero no queria perder su dignidad yendo a disculparse por recuperar algo que era suyo, solo que estaba en la casa de alguien más.

–Sin quejas, Harry, lo que hiciste está muy mal y no puedo permitir que vayas haciendo lo que se te de la gana por no lograr algo que querías. Vas a ir a disculparte quieras o no.

Asintió sin borrar de su rostro el gesto enojado, sabía que no podía ganarle una discusión de esas a su madre. De repente, se había vuelto envuelto en su pasada adolescencia, siendo regañado como años atrás acostumbraba a hacer.

–Espero mínimo que haya valido la pena lo que hiciste, cuentame qué tenía la caja.

Harry cayó en cuenta de que había olvidado por completo abrirla. Se había quedado tan embobado por aquellos ojos y envuelto en sus clases, que la cajita había terminado en segundo plano.

–No tengo idea, todavía no la abrí.

–¿Y qué es lo que esperas?

Harry dio un último bocado a su comida y se levantó para dirigirse hacia su habitación. Divisó fácilmente la cajita, estaba asomada por entre las sábanas que colgaban por debajo de su cama. La tomó y bajó las escaleras para abrirla junto a su madre.

La caja era bastante más pequeña de lo que recordaba, estaba llena de polvo y desgastada por los años enterrados. Aún seguía húmeda, de niños no se habían percatado que se podía mojar por las lluvia, podrían haberse arruinado todas las notas de no ser porque vivían en una zona bastante seca. Tenía unos pequeños decorados dorados que había hecho con Louis, y un par de pétalos de flores, ahora completamente marchitos, que le había agregado Niall.

Anne estaba ansiosa de saber qué contenía en su interior, en especial por la idea de saber qué podría haber puesto el pequeño de ojos verdes en su infancia. Harry, por su parte, estaba a nada de saber si el secreto que tanto atormentaba a los niños tenía relevancia en su desaparición o no.

Cuando abrió la caja palideció. El recuerdo de las cinco notas fue aplastado y destrozado en tan solo unos pocos segundos. En el interior, sólamente había una doblada a la mitad. Con las manos temblorosas, tomó la hoja y la abrió, leyó el contenido de la nota y su visión se empezó a oscurecer.

–¿Harry? ¿Qué dice la nota? ¿Harry? ¿Me escuchas?

Y eso fue lo último que escuchó antes de caer inconsciente al suelo, con la nota entre sus dedos.

~

que tendrá la nota?? que opinan?

Los quiero <3

Sujeto Experimental.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora