Ocho

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Habían pasado ya varias semanas de lo ocurrido, y Harry había tomado la decisión de seguir investigando a escondidas. Su proyecto final iba a hacerlo sobre sobre una noticia que le dio su mamá, así que esas semanas no estuvo muy al pendiente del caso. Hoy por fin después de tanto tiempo iba a ir a la casa de los Tomlinson para entrevistar a la familia.

Como todas las mañanas desayunó charlando con su madre, tratando de no hacerla levantar sospechas de lo que iba a hacer en la tarde. Una vez que terminó, se dirigió a la universidad con un poco de pesar, sabiendo que ultimamente las horas se le pasaban más lento de lo habitual, y las clases le estaban generando cierto desinterés que odiaba. Aún así, no abandonó los estudios.

El último saludo del profesor tardó en llegar, pero finalmente indicó el final de las clases.

–Styles, venga un momento por favor– El profesor llamó su atención al ver la intención del rizado por marcharse.

–¿Qué pasa?

–Estuve notando que tu rendimiento estudiantil bajó notablemente estas últimas semanas– Informó sin siquiera hacer el intento de no sonar violento– No sé que habrá pasado, pero debes ser consciente que el haber adelantado un año en mi materia no te libra de hacer lo que quieras. Noté potencial en tí, pero si no veo que la intención por graduarse es recíproca, me veré en la obligación de devolverte al año que no cursaste.

–¡No! No es necesario, señor– Insistió desesperadamente– Lo siento, últimamente estoy teniendo muchas cosas en la cabeza, pero prometo concentrarme más.

–Te entiendo, pero la institución necesita que vuelva el anterior Styles. No puedo permitir que piensen que le regalo nota a alguien o que soy un vendido. Hay rumores de que estas de novio, algo así es lo que escuché. No me importa lo que usted haga con su vida personal, ni lo que ocurra fuera de estas puertas, pero sea lo que sea que le haya hecho bajar así el rendimiento, recomiendo mantenerlo alejado. No nos haga arrepentir de nuestra decisión, Styles.

Los verdes ojos de Harry mostraron indicios del destello cristalino. En otra circunstancia, tal vez no habría llorado. Pero los sentimientos que últimamente estaban floreciendo en su interior, no colaboraban con el intento de no derramar lágrimas.

–Está bien, profesor. Tome mi palabra de que voy a mejorar. Ahora, con permiso.

Se alejó a gran velocidad, ya con las primeras gotas saladas fluyendo. Al llegar a la salida, divisó entre los árboles uno de los pequeños bancos que eran parte de la institución. Se permitió sentarse allí y llorar, no quería llegar a su hogar en esas condiciones, pero tampoco quería ocasionar más rumores sobre su estado.

Una molestia en el pecho lo sobresaltó nuevamente, bastante similar a la anterior sensación que había vivido aquella vez en el parque. Su interior parecía estar ardiendo en rojas brasas que le generaban quemazón. Se levantó la remera en un intentó por visualizar algún ápice físico de dolor, pero nuevamente no tenía nada que pareciera fuera de lo comun. Su corazón inició un bombeo más agresivo, cáda latido se sentía como un disparo al alma. Entonces, supo que el dolor no era de su pectoral, sino más bien del órgano que se estrujaba al intentar calmar el dolor, pero cada intento de ayuda terminaba empeorandolo.

Un suspiro salió de su boca, tratando de ahogar un grito. Las lágrimas amenazaban con salir nuevamente y el dolor empeoraba a cada minuto. Finalmente la desesperación le terminó por ganar, y un sollozo desesperado salió de sus labios.

Un chico de cabellera rubia y ojos azules se alertó por el sufrido grito, y comenzó a correr a su dirección para ayudarlo en lo que sea que le estuviese sucediendo.

–¿Harry? ¿Qué sucede?¿Te encuentras bien?

-Un momento, como sabes mi nom...

No pudo terminar su frase, dejó de reprimir el quejido.

Sujeto Experimental.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora