Harry estaba en su cama, mirando el celular, revisando variedad de artículos sobre mentes criminales. La reciente sospecha por las mismas madres lo habían llevado a aquella situación, acostado en su cama a las tres de la mañana, leyendo una página tras otra que contenía información sobre manipulación psicológica.
Sus ojos le comenzaron a pesar, le estaba agarrando sueño y quería apagar todo para irse a dormir, realmente no estaba llegando a ningún lado.
Un anuncio le devolvió momentáneamente la atención. Se trataba de un artículo promocional de hipnosis, cuyo título decía "revive momentos que creías olvidados".
Normalmente lo saltaría, no era fiel seguidor de aquellas creencias, pero una idea cruzó por su mente fugazmente. ¿Y si utilizaba aquello para su investigación? Por lo que tenía entendido, él era una de las personas, si no era el único, en el que aquellos niños confiaban para contarle todo, o por lo menos la gran mayoría de las cosas.
"Solamente hay dos tipos de personas que dicen la verdad, los niños y los borrachos" recordó. Tal vez aquellos niños le habían dicho su secretito más de una vez, directa o indirectamente, y nunca le había prestado atención. Concluyó que la hipnosis era una opción viable para volver a recordar alguna situación que lo ayude a resolver el misterio. No perdía nada con intentarlo, si seguía como estaba no llegaría a ningún lado. Entró en el link para buscar algún modo de contactarlo, logrando encontrar un número de teléfono. Consiguió un turno para el día siguiente, solamente quedaba esperar y cruzar los dedos.
Al amanecer, realizó la misma rutina que hacía todas las mañanas en el desayuno, y se fue intentando no levantar sospecha alguna.
En el camino, lo último que esperaba era oír una voz por detrás. Al darse la vuelta, no supo reaccionar cuando se encontró frente al mismo rubio de ojos claros que lo había ayudado con el dolor del pecho días atrás.
–Por Dios, cómo es que caminas tan rapido– Preguntó respirando rápidamente, como si tratara de recuperar su pulso normal por correr manzanas.
–Es que seguro me falló el radar mental que tengo para saber que una persona me está persiguiendo.
–¿Qué? ¿Hablas en serio?– Volvió a hablar, tratando de preguntar sin hacer notar su curiosidad al respecto.
–No, obvio no, ¿en qué mundo vives?
–¡Hey! No subestimes lo que la gente puede hacer, yo soy fiel creyente de las energías y todo eso. Sí creo que haya gente que pueda notar las presencias que no está precisamente viendo.
La seguridad con la que lo había respondido hizo retractar al rizado rápidamente de su tono burlesco.
–No quise ofenderte, no era mi intención, lo siento. Ahora cambiando de tema– Repuso para no sentirse más incómodo de lo que había logrado estar– ¿Qué haces aquí?
El rubio dió una ademán para hablar, como si quisiera interrumpirlo, pero pareció acallar. Retomó la pausa que acostumbraba a dar antes de excusarse.
–Estaba caminando por ahí y de repente te vi cruzar frente a mi y quise saludarte.
El rubio comenzó a jugar con sus dedos de una manera nerviosa, se lo notaba muy inquieto aunque intentaba ocultarlo bajo una manta de falsa seguridad.
–La verdad es que me caíste muy bien y te quise volver a hablar, así que cuando te vi desde lejos simplemente vine sin pensarlo.
Y Harry casi fallece de ternura.
–Basta, que me voy a sonrojar ¿a donde ibas?– Nicholas preguntó.
–Eres una persona bastante extraña, ¿lo sabías? ¿Siempre le preguntas a todos a dónde se dirigen?

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Sujeto Experimental.
FanfictionHace quince años había ocurrido una extraña desaparición de cuatro pequeños de cinco años de edad. Harry Styles, un joven alumno de la facultad de periodismo, se interesó en el extraño caso. Aprovechando que la justicia decidió dejarlo de lado por f...