14- La habitación del tiempo

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Al día siguiente, Goku y Caulifla iban hacia unas montañas alejadas de todo. El pelinegro planeaba algo para ese día, en su rostro se divisa una enorme sonrisa.

Cuando arribaron se pusieron frente a frente con una sonrisa retadora. Caulifla observaba sonriente a su maestro que devolvía el gesto.

—Bien, hoy aprenderás diversos tipos de técnicas de combate. — su mirada cambia cuando percibió dos ki enormes en el templo de Kamisama. —¿Sientes eso? Son dos poderes gigantescos. — inquirió el saiyajin con seriedad.

—Sí — menciona Caulifla hasta que se da cuenta de que se trataba de Kale. —¿Es Kale? Imposible ¿cuándo se hizo tan poderosa? — preguntó sorprendida la saiyajin.

—Tal vez utilizaron la habitación del tiempo. — comentó el saiyajin.

La chica de pelo alborotado no entendía muy bien el concepto de dicho lugar tan misterioso para ella.

—¿Qué es la habitación del tiempo? — cuestiona Caulifla con curiosidad.

—Es un sitio donde un día en el mundo real es un año adentro de esa habitación. Sujetate, iremos al templo de Kamisama. — pidió el saiyajin con una sonrisa.

—Bien. — respondió de malagana Caulifla tomando el hombro de Goku.

El pelinegro lleva dos dedos a su frente procediendo a hacer la teletransportación llegando casi al instante al templo del dios de la tierra.
Piccolo y Kale se sorprenden de verlos allí, Caulifa observa sonriente a su hermana orgullosa de su progreso como guerrera saiyajin.

—¿Goku? ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías aún de luto. — comentó el namekiano sorprendido —Bueno, no importa eso, lo importante es que hayas vuelto a ser el mismo. — cerró Piccolo con una sonrisa.

—Bueno, en parte Caulifla tiene mérito en ayudarme con este momento tan difícil. No me dejó ni un sólo momento. — mencionó el saiyajin con una sonrisa manteniendo algo de seriedad. —Además venimos a utilizar la habitación del tiempo, creo yo que daría más resultados entrenar allí para que ella aprenda unas cuantas técnicas. — finalizó Goku caminando al interior del templo.

—Está bien, Gohan me dijo que Goten estaba contigo ayer, ¿dónde lo dejaste? — inquirió el namekiano.

—No tienes por qué preocuparte, él está en casa de Bulma. — respondió el saiyajin.

Goku miró a Caulifla que tuvo que despedirse de Kale con un abrazo, la chica de pelo alborotado sigue al pelinegro a la puerta de la habitación del tiempo.

La mujer saiyajin, una vez que ingresó, sintió un enorme calor en todo el lugar, se adentró más en esa dimensión.

—Qué lugar tan raro, no hay nada y lo único que existe aquí es este edificio. — murmuró de malagana la saiyajin observando el infinito blanco saliendo un poco.

Goku estaba calentando, estirando sus músculos justo detrás de Caulifla, ella se dio la vuelta encontrándoselo haciendo esos movimientos, para ella, tan extraños.

—Se te ve animado hoy, Goku. — comentó con una sonrisa la chica.

—Sí, me entusiasma el hecho de ver los resultados de tu entrenamiento, Cauli. — sonrió el pelinegro emocionado.

—Me alegra mucho... — murmura Caulifla, sonrojándose por cómo la llamó Goku. —¿Cómo me llamaste? ¡Repítelo! — exigió enojada la saiyajin.

—Te dije Cauli, ¿hay algún problema? — inquirió de manera inocente Goku.

—Sí... ¡Qué no me gusta! — vocifera y lanza un puño al pelinegro.

Goku detiene el puñetazo de la chica con dificultad, en sus rostros se dibujaron una sonrisa llenas de emoción por el combate que ha iniciado.

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Por el espacio una nave navegaba en dirección del planeta Namek en ella se hallaban aquellos cuatro malvados siendo llevados por un soldado de Freezer, tardarían al menos dos días en llegar al planeta de Piccolo.

Ninguno pronunciaba palabra alguna, era un silencio incómodo por sólo estar ellos cuatro y el esbirro.

—Tsk... odio volar en estas cosas. — rompió el silencio Velse, el sujeto de cuernos.

—Ahora te aguantas. — acotó el sujeto de piel violácea llamado Dumbler.

El alienígena estaba muy nervioso por la discusión que sostenían los dos, precisamente discutían sobre la manera más efectiva de hacer un viaje por el universo.

—¿Quieren callarse? — habló enojada Hermione, la chica de piel verdosa.

Tras el grito de la chica todos se quedaron en un incómodo silencio, la tensión era tal que se podía sentir en el ambiente con una sensación incómoda.

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Caulifla y Goku intercambiaban algunos golpes a grandes velocidades aun estando en su forma natural. Ambos se veían emocionados por la manera tan increíble de luchar el uno contra el otro.

La saiyajin iba a dar un golpe sin embargo ésta se desvaneció por intenso calor dentro de esa dimensión.

—Aún no estás acostumbrada. — dijo Goku cargándola.

—No... aún no he dado todo de mí. — mencionó la saiyajin con dificultad por el sofocante clima extremo de la habitación del tiempo.

—Necesitas descansar. No voy a dejar que te expongas más por hoy, este lugar posee sus ventajas pero también tiene sus desventajas. — informó el pelinegro dejando a la chica sobre una de las camas y se sentó.

—Tsk... a veces te comportado como un tonto y otras veces como si fueras algo mío. — murmuró Caulifla observando a Goku. —Éste lugar tan extraño y... a la vez tan pacífico me hace recordar aquella aldea en la que vivo. — habló en un hilo de voz la chica.

—¿Eh? ¿Puedes contarme? — preguntó el saiyajin con una sonrisa.

—Solo si me cuentas cómo te hiciste tan poderoso. — respondió Caulifla con un brillo en su mirada.

—De acuerdo. Pues cuándo era niño fui criado por un anciano que me enseñó artes marciales. Su nombre era Son Gohan, era mi abuelito. — habló el saiyajin de manera nostálgica.

—Supongo que debiste quererlo mucho, Goku. — intervino Caulifla tratando de ser reconfortante, colocó su mano en el hombro del saiyajin.

—Bueno, después de eso conocí a Bulma y fuimos por las esferas del dragón también nos encontramos a Yamcha, Ulong y más. — comentó el saiyajin con una sonrisa.

El saiyajin se levantó de la cama para ir a la cocina, Caulifla se quedó en la cama recostada con una sonrisa. Sin duda ella empezaba a sentir algo por Goku.

En ese momento a la chica le rugió el estómago, se levantó y fue a ayudar a Goku en la cocina.

—Vaya, pensé que seguirías acostada. — habló el saiyajin mirando a Caulifla.
—Tengo hambre y con hambre no duermo. — acotó la chica de manera ruda.

El saiyajin ríe un poco y observa a la chica manteniendo su sonrisa.

—Ya veo, pero no dormiremos aún quiero enseñarte un par de trucos. — sonrió alegremente el saiyajin.

Caulifla le respondió el gesto con una sonrisa igual de retadora mirando de reojo a Goku.

—Sé que aún no has terminado de contarme, me enseñarás esas técnicas y luego seguirás contándome. — comentó sonriendo la chica de pelo alborotado.

—Muy bien, tenemos un trato. — sonrió Goku observando de manera sonriente a la chica de pelo alocado.

Fuerza y Valor [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora