Cinco

33 4 0
                                    

En el camino a su trabajo, fue recibida con la vista usual de un grupo de personas amontonado a pocos metros del estacionamiento del Moonday. Pudo distinguir la cabeza semi rapada de Grace por encima, al ser una chica tan alta, y alcanzó a escuchar algo.

—¿Por qué te fuiste de la fiesta el viernes?

La pregunta se la hizo una chica de segundo año, quizás la acompañante que Grace había dejado por ir a buscarla. Intentó pasar de largo sin llamar la atención, pero no sirvió de nada, ya que apenas la vio, Grace dejó a la multitud con las palabras en la boca y la siguió.

—¡Muñeca! Te acompaño al hospital— le dijo.

Antes de poder responder, alguien más lo hizo. La misma chica.

—No deberías juntarte con ella. ¿Acaso no sabes que es la novia de Juno Grimm?

La pregunta hecha con tono burlesco hizo eco entre el resto del grupo. Simone esperó una respuesta negativa, pero Grace se encogió de hombros.

—Eso es mentira. ¿Quién inventó un rumor tan estúpido?

El tono y la expresión de Grace hizo que todos se guardaran sus respuestas. Incluso empezaron a señalarse a sí mismos como los culpables, aunque Simone sabía exactamente quienes habían sido. Pero no era una chismosa, así que guardó silencio y mantuvo la distancia.

—Si vuelvo a escuchar esa idiotez, se las verán conmigo— les advirtió Grace.

Los ignoró y caminó junto a ella, como si nada hubiera pasado, como si no acabara de amenazar a un grupo aproximado de 20 personas. Ella nunca habría podido hacer eso, siempre solía darle la espalda a problemas insignificantes como esos hasta que los olvidaban o desaparecían.

—¿Puedo preguntarte algo?

Grace la miró con los ojos bien abiertos, como si acabara de ver un fantasma.

—Nunca antes me habías hablado... ¿Qué quieres saber?

—¿Cómo le pides disculpas a alguien por algo que no hiciste?

Grace pensó un poco. —Si no hiciste nada, no deberías pedir disculpas. Debes esperar a que la persona se dé cuenta de que no fue a propósito, y si no lo hace, mejor te alejas. No vale la pena estar de malas por alguien que no se da cuenta de esas cosas.

Tenía razón, pero no quería dejarlo así. De alguna forma, no se sentía correcto.

—Pero si quieres hacer las paces con esa persona, basta con dejarle un mensaje o pedirle hablar las cosas. Solo si crees que valga la pena— añadió Grace. —¿Es por ese rumor estúpido?

—Sí— asintió Simone. —Fue iniciado por algo que dije.

—Basta con decirle la verdad. ¿Quién podría enojarse contigo?

Al llegar al hospital, Grace empezó a molestar a las enfermeras, y le permitió hacer su trabajo. El doctor Thompson se acercó un par de veces a Grace, y parecían divertirse conversando. Incluso la tomó de la mano y pudo ver a Grace sonrojarse un poco. No le parecía apropiado en ese lugar.

Leyó el segundo capítulo de El Jardín Secreto para la Sra. Pierce. A pesar de no reconocer la cara de su nieta verdadera, recordaba perfectamente donde se habían quedado y estaba lista para la lectura. Antes de empezar, Simone hizo el chequeo rutinario, como lo indicaba su trabajo. Pudo ver a Grace por fuera de la puerta, escuchando sin hacer ruido.

Cuando terminó el capítulo, empezó a preparar las medicinas y acomodó la almohada de la Sra. Pierce, que la miró atentamente, como si fuera la primera vez que la veía.

Bailando Bajo la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora