Dieciocho

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Llegó temprano a la reunión del día siguiente, los documentos impresos, dos respaldos y unas gráficas para explicar el proyecto. Tocaba entrar en 5 minutos y Ezra aún no había llegado. "Debe seguir en su cita" dijo una voz dentro de su cabeza, pero la ignoró y puso su mejor cara.

Cuando faltaba casi un minuto pudo escuchar a alguien corriendo en el pasillo. No necesitó mirar para saber que era Ezra, sus botas siempre hacían ese sonido en los pisos del hospital.

Ahí estaba. Usando la misma ropa del día anterior.

—¡Hola, Mon! Perdón por llegar tarde— dijo, recuperando el aliento. —Traje las hojas de cálculo.

—Yo también— asintió. —Y llegas justo a tiempo.

Ezra vio todas las cosas que ella llevaba para la reunión y lo comparó con la mirada hacia las tres hojas que llevaba consigo, mientras que Simone tenía dos carpetas y un gráfico de tablas.

—¿Qué hice para merecerte?— murmuró en voz baja.

Intentó no sonreír. —Lo hago por los niños— dijo, lo más neutral que pudo. No era del tipo que se retiraba de algo en lo que se comprometió por asuntos personales, ayudaría a Ezra hasta el final. Y en parte también creía que era beneficioso para los niños.

Así sería de ahora en adelante. Sería lo más profesional posible, basta de un ridículo flechazo adolescente. Haría su trabajo lo mejor posible y lo demás ya no iba a ser su problema.

XxX

Recibió una llamada durante el descanso. La contestó ya que estaba sola. Miranda ya no le hablaba hace una semana, Henry estaba quien sabe donde y Ezra de seguro con su novia.

—Hola, Grace— dijo, bebiendo un sorbo de su jugo.

Muñeca, acaba de pasar algo bastante jodido. Tu amiga, la rubia bajita tuvo una pelea muy fuerte con su novio— dijo Grace. —Intenté ayudarlos, pero fue terrible.

Se ahogó con el jugo. —¿Elly está bien?— preguntó mientras tosía.

No lo sé, se gritaron cosas muy feas— dijo Grace. —Pensé que te gustaría saberlo.

—Voy para allá— declaró, poniéndose de pie de inmediato.

¿Y qué vas a decirle?— inquirió Grace.

Simone se quedó de pie en medio del pasillo. Era una de las pocas veces en su vida que le hacían una pregunta y no sabía como responderla. ¿Qué podía decirle a Elly? Ni siquiera ella misma podía con sus propios sentimientos ¿Y quería hablar con Elly sobre los suyos?

—Tienes razón. Gracias por avisarme— dijo.

No quise hacerte sentir mal muñeca, pero te importa esta chica y pensé que debías saberlo— se disculpó Grace. —Si pasa algo nuevo te avisaré.

Asintió. No tenía nada para decirle a Elly. Nada que le sirviera, o que al menos pudiera entender sobre una pelea amorosa. No tenía sentido, ese pelirrojo parecía ser tan bueno, nunca pensó que sería capaz de lastimar a su amiga. No parecía capaz de lastimar ni siquiera a una mosca.

Por ahora no podía hacer nada, pero sabía de alguien que si podía. Fue a Aldrich la mañana al día siguiente y citó a su cómplice en la entrada. Intentó que Elly no la viera.

—Hola, Simone— la saludó Juno.

—Supe lo de Elly con el pelirrojo— dijo, yendo directo al grano.

Bailando Bajo la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora