Capítulo 33

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Observo el rostro de Seth, y no sé si hablar con él o no, y no estoy cabreada con él por haberme dañado, porque un accidente lo tiene cualquiera, estoy enfadada por otra razón, estoy enfadada por las cosas horribles que me dijo antes de transformarse.

—Por favor, Lexa, por favor. —Suplica cuando me siento, pero evito mirarlo. —Quiero pedirte perdón por lo que pasó, lo que te dije... Lo siento.

—Seth, te perdono, pero ahora mismo no tengo la cabeza para ti, lo mejor es hacerlo y seguir a otra cosa. —Respondo levantándome y dejándolo ahí.

Camino sin rumbo, no quiero hablar con nadie, y como parece que me voy a encontrar con gente si paseo por la Reserva, decido ir a casa y limpiar, preparar todo para cuando llegue papá en dos días. Entro en casa y me siento extraña, y no sé porqué, es algo... Raro, es como si alguien hubiese estado aquí. Y cuando veo sobre la mesa del salón un gran ramo de rosas rojas lo confirmo, huele a Alec Vulturi, y me acerco con cautela hasta donde está el jarrón. Agarro la tarjeta y veo que tiene un pequeño mensaje en ella:

"Hola fiore, no sabía que eras una pequeña loba, pero no te preocupes, tu secreto es mi secreto. Eso no significa que no te quiera a mi lado, anoche estaba muy cabreado al verte subida a ese chucho, pero bueno, soy tolerante, necesitas tiempo para despedirte de ellos. Te amo, fiore."

Observo las flores y una lágrima cae por mi mejilla, ¿quién se cree este maldito chupasangre, psicótico y estúpido? Agarro el teléfono y llamo a Sam, quien aparece a los cinco minutos con Paul y Jared. Paul me abraza mientras Jared y Sam leen la nota y observan las flores con asco, las cogen y las sacan al patio trasero para quemarlas, son muy bonitas para ser quemadas, pero no quiero nada de ese loco. Se quedan la tarjeta para poder mostrársela a los demás, y sé lo que le va a ocurrir a Quil cuando la vea, se va a volver tan loco que no se va a separar de mí.

—Un momento, Sam. —Exclamo aún con Paul abrazando mis hombros. —En la nota ponía que anoche estaba observándome, pero no hemos notado ni su rastro ni su presencia.

—Esto es malo. —Gruñe Sam y se frota la cara con una mano. —Llamemos a la manada, esto es código rojo.

La nueva integrante de la manada  |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora