Capítulo 9

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Cuando Seth y Paul sacan a Quil del cuarto, vienen corriendo, cada uno a un lado de la cama, y me miran con preocupación, pero es Seth quien coge mi mano derecha con cuidado y se la coloca en su mejilla.

—¿Estás bien? —Pregunta sin importar que Paul nos esté mirando con curiosidad, yo asiento y cierro los ojos, el día de hoy ha sido demasiado largo, y además tengo que recuperar toda la fuerza que he perdido, el doctor ha dicho que al tener el corazón débil debo guardar cama y evitar dramas, y cuando sane por completo podré volver a correr por el bosque.

Despierto al tiempo, y no me he dado cuenta de que ya está todo oscuro, aunque a mi lado no están Paul o Seth, sino mi padre, y no puedo evitar alargar mi mano para coger la suya, despertándolo sin querer.

—Hola mouse, ¿cómo te encuentras? —Pregunta con la mirada cargada de terror, sé perfectamente que es porque ha pensado en mamá y en lo que sintió cuando se fue.

—Estoy mejor, papá. —Contesto con una sonrisa que pretende ser tranquilizadora, pero que se ve más como una mueca, porque mi padre suelta una pequeña carcajada y acaricia mi tatuaje.

—Así que una protectora, ¿eh? —Pregunta sin mirarme, y me quedo totalmente en silencio, me mira y sonríe. —Sam me ha contado el motivo de tu enfermedad, y, ¿te acuerdas lo que te dije de meter el hacha en el culo de cualquier pretendiente tuyo? Pues me dan ganas de hacerlo con el muchacho Ateara.

—¿También sabes lo de la imprimación? —Pregunto totalmente curiosa, Sam me dijo que una de las normas era no contarle a nadie lo que éramos, pero hoy me he enterado de que el doctor Adams y mi padre ya lo saben.

—Si, Ateara ha intentado hablar conmigo, pero cuando he intentado meterle un puñetazo, se lo ha pensado mejor y se ha mantenido a una distancia de seguridad. —Contesta con una sonrisa, la cual devuelvo.

—Papá, túmbate conmigo. —Pido haciendo un puchero, esos que mi padre odia porque sabe que no puede negarme nada cuando los uso, él no dice nada, pero se tumba a mi lado y me abraza con cuidado.

—Te quiero, mouse. —Dice con un suspiro, aprieta más su agarre a mí y noto que se queda dormido al instante, dejándome tiempo para pensar tranquilamente.

¿Por qué Quil se besó con esa chica? No entiendo porqué hizo eso, sé que se enfadó cuando me fui de la playa tras nuestro primer y desastroso beso, pero eso no es excusa para besarse con otra, pensé que me quería, que, como dijo Embry en su momento, yo ahora era su vida, pero me equivocaba. Me quedo dormida al compás de los ronquidos de mi padre, y sueño con un enorme lobo color chocolate vigilando mi sueño, protegiéndome en sueños, provocando que al día siguiente despierte con lágrimas en los ojos. Veo que mi padre no está, pero a mi lado está Paul con un enorme plato de tortitas sobre su regazo.

—Buenos días, ojos bonitos. —Dice con una sonrisa. —Tus ojos se aclaran cuando lloras, ahora parecen blancos, que pasada.

—Buenos días, ¿no tienes clase? —Pregunto sintiendo mi corazón un poco mejor, Paul se ríe y casi se atraganta con una tortita, creo que le ha pasado por comer como un pavo.

—Claro que tengo, pero si Quil no va, yo tampoco, ese mamón tendrá que currarse tu perdón, ¿o no? —Pregunta guiñándome un ojo, y no puedo evitar sonrojarme.

—No sé, ¿y mi desayuno? —Pregunto mirando la bandeja vacía.

—Ahora debe estar por mi intestino delgado. —Contesta tragándose la última tortita del plato. —Lo siento, pero tenía mucha hambre.

Paso el resto de la mañana con Paul, conociéndolo, y es increíblemente divertido, y no tan gruñón como aparenta, incluso me cuenta como su padre es un borracho que está en la cárcel y su madre murió en el parto, y que tiene la emancipación desde los 15. Yo le cuento también cosas de mi vida, pero el tema de mi madre no lo toco y él lo entiende, pero a eso del medio día, alguien toca a la puerta, y sé que es Quil, mi loba lo sabe reconocer perfectamente.

—¿Quieres hablar con él? —Pregunta Paul desde la puerta, y tras meditarlo unos segundos, asiento y deja que entre Quil.

La nueva integrante de la manada  |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora