Capítulo 42

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Han pasado dos meses desde que Quil despertó y perdí mi virginidad en casa de los Cullen, cosa que ha hecho que las burlas sean enormes, pero sinceramente no me importan, y menos a Quil, quien está feliz de que estemos juntos, sobre todo desde que nos mudamos juntos, sé que no debería ocurrir cuando solo tienes dieciséis años, pero yo no quería vivir sola y Quil no quería dormir solo y sin "cariños". Desde que Alec nos atacó, no ha vuelto por la Reserva, pero eso no es lo que nos asusta, claramente es el hecho de que vaya a venir con el resto de su aquelarre, pero no a por mí, sino a por Bella y su preciosa hija Nessie, la impronta de Jacob.

Al principio la manada de Jacob no quería que la de Sam estuviese metida en este problema, pero al saber que yo me había ido con Quil y Embry a la de Jacob, no dudaron en querer ayudarnos alegando que daba igual las manadas porque seguíamos siendo familia. Nos hemos entrenado duro desde que supimos que los Vulturi llegarían dispuestos a todo, y más al haber leído una carta enviada desde Italia, donde una persona anónima nos había contado el verdadero plan del líder, Aro.

El plan era sencillo, matar a todos y contener a los de mayores dones para tenerlos en sus líneas, y si Alec hacía bien su trabajo, yo sería su premio, por lo que yo también estaba en el grupo de futuros secuestrados.

—Necesitamos entrenar más. —Dice Leah cuando nos sentamos bajo un árbol que está cerca de la mansión, no digo nada y observo como el agua del río sigue su cauce, pero un sonido cerca de mí me hace levantar la cabeza, donde observo a Seth mirándome fijamente, llevo sin hablar con él desde hace dos o tres meses. —¿Cuándo vas a perdonar al idiota de mi hermano?

—Cuando deje de ser un idiota. —Contesto girando la cabeza y observándola, pero ella está mirando hacia donde Quil, Embry y Jacob juegan como niños para ver quien se cae antes en el barro.

—Es verdad, tú ya tienes mucho idiota en casa. —Dice Leah enarcando una ceja cuando Quil salta en el charco y se resbala, cayendo solo al barro mientras Jacob y Embry se ríen.

—¿Qué me quieres decir con esto? —Pregunto con una sonrisa divertida al ver a mi lobo tirando barro a la cara de sus amigos.

—Que ya es duro para mi hermano verte con Quil y notar como tú aroma casi ha desaparecido al fundirse con el de tu chico. —Dice Leah, y sé que le sigo gustando a Seth, pero no me gusta que cada vez que intente hablar con él, intente besarme o abrazarme de forma nada caballerosa. —Por favor, vuelve a ser su amiga.

—Déjame pensar en ello. —Respondo antes de levantarme de la sombra del árbol y caminar hacia mi lobo, quien está en el suelo, haciendo una llave a Embry. —Quil, ¿nos vamos?

—¿Ya? ¿Tan pronto? —Pregunta como un niño pequeño, y no puedo evitar rodar los ojos, me despido con una mano y camino sola hacia casa, sé que me va a seguir, y acierto, a los pocos segundos me agarra la mano y me da un beso en la mejilla. —¿Te vas a duchar conmigo?

—Si. —Respondo distraída, no puedo evitar pensar en si debo hablar con Seth de nuevo o no. —Quil, ¿tú crees que debería hablar con Seth?

—Bueno, sinceramente no, pero eso lo dice mi parte celosa, mi parte más sensata me dice que le parta la cara por haber intentado besarte, pero mi parte mínimamente racional me dice que sí, deberías hablar con él antes de la pelea contra los Vulturi. —Dice Quil sorprendiéndome con sus últimas palabras. —Luego podrías arrepentirte si le ocurriese algo.

—¿Y a mí no me va a pasar nada? —Pregunto al notar que no ha dicho que yo podría resultar herida, pero me observa como si mis palabras lo hubiesen ofendido.

—Por favor Lexa, yo voy a protegerte. —Dice sonando obvio, pero al llegar al porche de casa me abraza por la espalda y me da un beso en la nuca. —¿Vamos a por esa ducha ahora?

La nueva integrante de la manada  |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora