Capítulo 38

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—¿Qué hace ella aquí? —Pregunto con la voz dolida, pero Quil me abraza por la cintura y me coloca tras él, Sam y Paul se posicionan delante de todos y observan fijamente a mis padres, sé que Sam se coloca de esa forma para intimidar.

—Te dijimos que si volvías, te mataríamos. —Dice Sam con su voz de alfa, sé que quiere dejarme al margen y no hablar más con Aba, pero mi padre está colocado frente a ella, como si quisiese protegerla, no lo entiendo.

—Esta es nuestra casa, podemos estar aquí si queremos. —Dice papá molesto, mirandome como si lo hubiese deshonrado o algo así, y me duele que me mire así.

—No, tu puedes, la fría que está detrás de ti no, ya se la perdonó la vida una vez. —Dice Sam de nuevo, iba a contestar yo, pero con una mirada de Sam, me lo pensé dos veces.

—Ella es una Quileute, lo sabes, ¿no? —Pregunta mi padre con el ceño fruncido, lo veo extraño, mi padre nunca hablaría o defendería así a mamá después de lo que nos hizo, la última vez se puso como un fiera, pensé que yo era su preferencia.

—Ella es una sanguijuela. —Gruñe Paul intentando no saltar.

—Paul, basta. Lo sentimos, pero debéis iros de inmediato, o no haremos de nuevo la vista gorda. —Dice Sam de nuevo, parece demasiado tranquilo, pero sé que está preparado para atacar en cualquier momento.

—De acuerdo, no necesitamos estar aquí, vamos mouse. —Dice papá extendiendo su mano, esperando que la coja, pero simplemente agarro la mano de Quil y subo a mi cuarto, no sé que le ocurre a mi padre, pero no pienso seguirlo en esa locura.

Quil me acompaña hasta mi cuarto y nos tumbamos en mi cama, yo solo quería alejarme de ellos, pero ahora solo necesito que mi lobo esté conmigo, así que me subo encima de él y coloco su mano sobre mi cabeza para que me acaricie el cabello.

—Tranquila, pequeña lobita, yo estoy aquí para ti. —Susurra Quil apretando su otra mano en mi espalda, apretándome más aún a él.

—Lo siento mucho, siento haberme ido así del instituto. —Contesto con los ojos cerrados, no quiero llorar ahora. —Siento haberte hecho daño, yo también notaba el dolor de estar separados.

—No estoy enfadado ni nada, te perdoné al verte entrar por la puerta y tenerte entre mis brazos. —Dice Quil dándonos la vuelta, colocándose sobre mí, pasa su nariz por mi mejilla y luego mete su cara en el hueco de mi cuello y hombro, inspirando hondo. —No sé qué haría sin poder embriagarme contigo todos los días, pequeña lobita.

Cierro los ojos y dejo que Quil siga jugando sobre mí, aunque sé perfectamente que abajo puede estar ocurriendo algo malo, Quil nota mi cuerpo tensándose y levanta la cabeza para mirarme a los ojos.

—Sam sabrá que hacer, no te preocupes por eso, has hecho bien quedándote con la manada. —Dice mirándome a los ojos antes de unir sus labios con los míos, dándome un beso dulce.

—Manada significa familia para mí. —Susurro antes de abrazarlo por el cuello y cerrar los ojos, estoy tan agotada mentalmente que cierro los ojos bajo mi lobo.

La nueva integrante de la manada  |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora