Capítulo 34

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El maldito código rojo me ha estropeado la vida, ahora no puedo estar sola en ningún momento, siempre tengo a dos lobos a mi lado, así que no puedo estar sola o simplemente relajarme, es odioso.

—Lexa, mueve el culo. —Gruñe sin paciencia Paul desde el otro lado de la puerta, ni si quiera puedo ir al baño sin que uno de los pesados me vigile. Y al parecer llevo mucho rato en él, por lo que Paul se ha puesto a tocar la puerta como un maniaco, lo raro es que no haya entrado aún, debe haber algún profesor cerca.

—Eres un pesado. —Susurro al salir y dejar que él y Jared me lleven hasta la cafetería, donde Quil ya ha comprado mi comida y me espera impaciente. Está mucho más pegajoso que de costumbre, y a una parte de mi le gusta, pero a la otra parte, la que ya no tiene privacidad, le dan ganas de estrangular a su lobo.

—Cariño, ¿por qué demonios has tardado tanto en llegar? —Pregunta Quil sonando desesperado cuando me siento a su lado, pero me sienta en su regazo y me abraza con fuerza. —Te he comprado pasta, así que come.

Comienzo a comer con él aun abrazándome con fuerza, sé que le sentó fatal leer esa nota y ver que su novia tiene un acosador, pero no es mi culpa.

Flashback:

—¿Por qué habéis aullado? —Pregunta Quil entrando en casa de Sam, donde me han traído Sam, Paul y Jared al haber decretado el maldito código rojo, el cual solo significa una cosa, adiós a mi libertad.

—Código rojo. —Dice Sam, y Leah, Seth, Embry y Quil abren la boca con sorpresa, nunca había establecido eso, porque ese código solo es cuando una impronta está bajo peligro inminente. —Lexa está en peligro. —Añade sacando la nota de sus vaqueros, pasándosela a Leah, pero Quil se la arrebata y la lee varias veces. Aunque cada vez que lee la nota, su vena de la frente se va hinchando más y más, luego cierra los ojos y parece hacer un ejercicio de respiración para controlar el cabreo que parece estar a punto de consumirle. Se acerca a mí con pasos apresurados y me abraza con fuerza, noto como respira hondo en mi cuello para intentar tranquilizarse.

—No te va a ocurrir nada, nada, yo mismo te protegeré. —Gruñe contra mi cuello, y noto como tiene el cuerpo en tensión, parece que esto le ha afectado y mucho.

Fin flashback.

—Quil, ¿me puedes soltar un poco? —Pregunto irritada, pero Quil ni si quiera me suelta, solo se encoge de hombros y sigue abrazándome.

—Esta tarde le toca a Quil y a Embry la vigilancia. —Dice Paul al leer un mensaje de Sam. —Así dejaré de ser una niñera.

Gruño por lo bajo y me levanto, todos me miran, pero paso de ellos y noto como me siguen con la mirada hasta la comida, donde me quedo un buen rato fingiendo que busco un postre, pero lo único que quiero es que me dejen sola. Estoy harta, y solo llevo una semana con el puñetero código rojo.

La nueva integrante de la manada  |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora