Capítulo 7: Con sabor a frutilla

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Jennie abrió la boca sorprendida cuando la imagen de con una botella de vidrio, vacía, Kai yacía en su mano derecha y la otra estaba dentro del bolsillo de su pantalón. Escondiendo algo.

Corrió los pasos que la separaban de sus amigos y se acercó al auto de la profesora. Caminó alrededor de él varias veces analizando su estado. Se llevó una mano a la frente y luego la pasó bruscamente por su rostro.

Infló su pecho con la mayor cantidad de aire posible y lo soltó cuando volvió a estar frente a Kai.

—¿Qué hiciste? —preguntó aforrándose a la tira de color azul que salía de mochila para cuando la colgara sobre su espalda— Cowell va a salir y todos vamos a estar en problemas.

—¿Por qué? No he hecho nada malo.

—¡Vaciaste el maldito contenedor de basura sobre el auto de una profesora! ¿Es qué no piensas antes de hacer las cosas? Mierda, allí vienen —dijo cubriéndose la cara con ambas manos y estirándose los labios en señal de molestia. Cowell y la señorita Lisa se acercaban con la mirada fija en ella.

—Jóvenes —escuchó Jennie la voz de Cowell deteniéndose frente a ellos. Lisa a su lado la miraba de  una extraña manera— ¿Quién ha cometido este desastre?

—El tacho estaba estorbando, director —dijo Kai escondiendo la botella tras su espalda—quise patearlo y cayó sobre el auto de la señorita Manoban, fue un accidente.

—Hanbin, ¿Tú qué tienes para decir?

—Kai ya lo ha dicho todo —dijo Hanbin en el momento que el director le preguntó a él.

—¿Señorita Kim?

Jennie alzó la vista del suelo y la clavó sobre Lisa, la profesora la observaba con lo que percibió era temor, molestia y decepción. Tres palabras que a ella misma le molestaban porque a diario las sentía. Pero ahora alguien las estaba sintiendo por ella y eso era aún peor.

Desvió su vista en Hanbin que rápidamente le hizo una señal de silencio.

Nunca había delatado a sus compañeros, por nada ni en el más tonto de los casos, y nunca lo haría, a pesar de todo, Hanbin y Kai eran las personas más allegadas a ella y no quería que por unas palabras todo se terminara.

En el primer año de entrar al McKinley, Hanbin la había defendido de dos porristas cuando intentaron arrinconarla contra uno de los baños solo para encerrarla y dejarla, sabrá dios, cuánto tiempo allí dentro.

A finales de ese mismo, Kai se enfrentó con un tal Hunter que cuando la veía sola en los pasillos, se extralimitaba con sus preguntas, roces y acciones. Kai lo esperó en el baño de hombres y arregló la situación en solo diez minutos.

Ahora, la suerte estaba rebotando y pedía por quedarse en ella.

—Como Kai dijo pasaron las cosas —dijo finalmente evitando la mirada de Lisa. Esta se acercó a su auto y comenzó a quitarle los papeles, vasos, y restos de comidas que lo cubría completamente.

—¿Y la explosión? —preguntó Cowell con duda. Sabía que, como cada vez que hablaba con el trío, nunca obtenía las respuestas que buscaba— ¿Quién generó esa explosión?

De reojo, notó como Lisa dejaba de quitar la basura y volteaba a verla.

—Esta mañana compré una botella de alcohol —respondió Jennie dando un paso hacia delante al notar la cercanía de Lisa tras ella —Bebí un poco y la arrojé dentro del recipiente, lo olvidé y cuando encendí un cigarrillo y luego lo boté, bueno, explotó —dijo pegándose a la espalda de BamBam, retirándole la botella con disimulo y arrimándola contra su pecho.

Lenguaje del amor - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora