Lenguaje del amor - Jenlisa

Capítulo 52: Lenguaje del amor #3 Recepción de regalos

Lisa suspiró con cansancio y le dio una mirada a sus dos hijas: mientras ella intentaba darle de comer a Soph, Julianne le hacía caras y jugaba con sus espaguetis logrando que su hermana solo riera y no quisiera comer.

La pelinegra hundió por milésima vez el tenedor en un pequeño pedazo de carne y lo llevó otra vez a la boca de su hija; pero Julianne nuevamente soltó por nada una carcajada y Soph se dedicó a imitarla logrando que la paciencia de Lisa volara más allá del techo:

—Julianne, deja de jugar y come —exigió la pelinegra con una seria mirada hacia su hija mayor.

—No tengo hambre

—No importa. Acabas de llegar del Instituto y tienes que comer… ¡Julianne! —alzó la voz cuando la niña tomó jugo del vaso de Soph y mojó al paso la remera de la más pequeña.

—Tengo sueño —le reclamó en cambio Julianne y ella suspiró molesta. Por supuesto que no tenía sueño pero tampoco imaginaba qué quería realmente. A diario era Jennie la que ocupaba ese lugar y ella estaba en el Instituto dando clases; pero aprovechando la cercanía al cierre del año escolar le dieron el día libre y la morena aprovechó adelantar uno de ella. Lisa quiso golpearse la cara contra la mesa al ver a Julianne comiendo ahora raramente y estirando el tenedor para compartir con Soph y la castaña la recibía gustosa— ¿A qué hora regresa mami?

—¡Mami! —gritó Soph con tenedor en mano pero vacío-

—No lo sé, hija. Me dijo que tenía un nuevo trabajo e iba a tardar

—¿No vendrá a almorzar?

—No, cielo. Debe estar haciéndolo en el estudio

—¿Sola? —preguntó Julianne cruzándose de brazos y Lisa quiso sonreír, porque por muy con los ojos marrones iguales a ella fuera, ese puchero por enojo era igual de adorable que el de Jennie— Mami siempre come con nosotras

—Yo lo sé, Jul pero…

—¡Ma! —gritó Soph apuntando con su tenedor el pasillo cuando la puerta se abrió. Lisa sonrió con emoción y se puso de pie para recibir a Jennie con su habitual beso en los labios. Frunció el ceño y ladeó la cabeza al verla pasar a su lado sin decir palabra y abrir la heladera con violencia— Mami

—Hola, Soph… Julianne ¿por qué está tu plato aún con comida? Sabes que debes comer todo —reclamó Jennie antes de llevar una botella de agua a su boca.

—Mamá no cocina lo mismo que tú —aseguró la niña cruzándose de brazos y recibiendo una mirada de Lisa— ¿me trajiste mis chocolates?

—No, hija. Hoy estoy algo apurada —dijo la morena besándole cariñosamente la cabeza y llegando hasta la silla de Soph para hacer lo mismo— Lisa, Soph está mojada-  —se quejó Jennie al alzar la niña y sentir la humedad de su remera.

—Estaba por cambiarla. Julianne y ella… estaba por hacerlo, Jennie —repitió Lisa siguiendo a la morena escaleras arriba, sin embargo la morena abrió la puerta de su cuarto y caminó directo al placard— ¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué…

—¿Cambiaste de lugar la ropa de la niña?

—No ¿por qué haría eso? —preguntó Lisa desconcertada observando a Jennie semidesnuda en la cama y Jennie buscando otra prenda— están donde siempre, Jen…

—Aquí están —la cortó la morena quitando una remera con el dibujo de Mickey Mouse en ella y colocándosela a Soph rápidamente— ve a jugar con Julianne un momento, Soph. Después mamá te acostará para una siesta ¿si? –la pequeña morena apenas asintió y se bajó de un salto para abandonar la habitación— ¡Sin correr, Soph! —la retuvo Jennie y Lisa, aún cerca de la puerta, observó a la niña tomarse del barandal con cuidado y a mitad de camino ser ayudada por Julianne.