Hay cosas que pasan cada un segundo… como un auto a alta velocidad frente a tu ojos… y dura un segundo.
Hay cosas que pasan cada un minuto… como el nacimiento de un niño en el sur y otro por igual en el norte… y dura un minuto.
Hay cosas que pasan cada una hora… como la cita al dentista y el sufrimiento individual que cada uno tenemos… y dura una hora.
Hay cosas que pasan cada día… como asistir al trabajo, el Instituto o salir y enamorarse… y dura ese día.
Hay cosas que pasan una vez a la semana…como el día libre de trabajo y lo ocupas en otra cosa… y dura ese momento.
Hay cosas que pasan cada mes… como un feriado nacional o la pérdida de un ser querido que nos obliga a replantearnos nuestra vida… y dura ese día del mes y lo recordamos por los siguientes aniversarios.
Hay cosas que pasan por épocas… como las estaciones del año; como cuando desesperados por el calor pedimos el frío inminente… y ese cambio de tiempo dura su época correspondiente.
Hay cosas que pasan por año… como las festividades que mientras celebramos ya estamos deseando que vuelvan a suceder. O todo lo contrario… y esa fiesta dura unas horas pero marca el año como pocas otras.
Y hay cosas que pasan una sola vez en la vida… y todos sabemos cuáles son.
Cada oportunidad que se nos presenta es una posibilidad a mantenernos felices, a serlos por primera vez y comenzar si desconocemos ese sentimiento o esperar solo unos pasos más y finalmente serlo en el momento correspondiente.
Los cuentos infantiles con finales felices que nuestros padres nos leen, no son más que la historia anticipada a lo que nos espera: cuando el amor es verdadero todo dura.
Pueden pasar décadas de veces las cuatros estaciones y en invierno siempre abrazaremos a esa persona que encontramos o en verano sonreírle con la mirada hasta lograr abrazarla.
Puede llegar alguien más e intentar usurpar nuestro espacio pero el amor es un muro invisible que no deja salir ni entrar a alguien más. Y el lenguaje en que lo expresamos es el festejo por otra victoria ganada.
No importa cómo, cuándo y dónde comenzó una historia; lo importante es saber mantenerse en ella y aferrarnos a nuestros actos para que nunca acabe ni con el mejor de los finales.
Recordar cada detalle que la vida te otorgó para llegar donde estás es lo que te mantiene de pie y continuará ayudándote. Porque solo necesitas un apoyo, no quien te haga caminar y te abandone en el camino.
Cuando llegues a la meta y rompas esa cinta de color que dice "Llegada", entonces solo allí tienes el derecho de voltear y observar lo que dejaste atrás solo para ti. Con una sonrisa.
Y nada más.
—¿Estás lista? —escuchó Jennie mientras terminaba de escribir las últimas páginas de aquella agenda que llevaba consigo desde que su vida cambió a los 12 años. Asintió levemente cerrándola y se puso de pie— ¿Estás nerviosa? —preguntó la misma persona acercándose a ella y quitando una pelusa casi inexistente de su vestido.
—No… Estoy lista
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Lisa cruzó sus manos a la altura de su cadera y trató de respirar con tranquilidad. Cada vez que inhalaba aire parecía que la piel se sujetaba a la vena de su cuello y no quería salir de allí.
Dio un vistazo general al lugar y se mordió con disimulo el labio: aun no podía llorar.
No podía por más que Soph estuviera quieta, sentada en la primera fila, con su pequeño vestido rosa y mirándola a ella como si hiciera días que no lo hiciera. No podía por más que Julianne estuviera hablando en susurros con Valerie en el mismo asiento y Joseph a su lado acariciara a Oliver; el pequeño de solo dos meses que Seunghyun sostenía orgullosamente como su último nieto y Marco, junto al hombre, la observaba cálidamente.
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Lenguaje del amor - Jenlisa
FanfictionLalisa Manoban es la nueva profesora del McKinley. Jennie Kim, su alumna menos aplicada. -Portada por @Sweet_SourGirl Esta historia es solamente una adaptación, todos los créditos al autor o autora original https://m.fanfiction.net/s/8934270/1/Leng...