Las flores de ciruelo te observan en sus ramas II

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Esa misma noche Jiang WanYin se encontraba en el pasillo frente a su habitación bebiendo un poco de vino y hablando al viento.

Bebió un sorbo de vino y habló. —Xu Fen aun cuando nos has dejado, yo no me siento realmente triste. Debo disculparme, sé que no mereces eso.

Como era de esperarse, nadie contestaría, sin embargo el viento silbó, casi parecía que llovería en cualquier momento, Jiang Cheng ya estaba un poco ebrio, pero escuchó una voz, muy cerca de su oído, como un susurro “No has hecho mal, yo nunca quise que llorarás por mí, si quieres honrar mi memoria sonríe, ríe por todos esos años que nunca viviré”. Podrías decir que desde el más allá su espíritu volvió, pero no es así, en realidad, ella lo había dejado escrito, eran una de las tres cosas que preparó antes de morir: sembró un ciruelo en el jardín, elaboró ella misma un pañuelo para su hijo y regaló una última carta a Jiang Cheng.

Ella siempre supo que su vida no sería larga, su salud había empeorado con el tiempo, su núcleo estaba dañado, no esperó sobrevivir al parto, incluso si lo lograba sabía que no alcanzaría a escuchar las primeras palabras de su hijo. Pero fue feliz, porque a pesar de pensar en su trágico final, vivió hasta el último segundo confiando en que la persona que amaba sería feliz en el futuro.

Cuando Jiang Cheng ya no pudo seguir bebiendo, ingresó a su habitación para dormir, su hijo dormía en la habitación de al lado, a cargo de una nodriza, la misma que le ayudó con el cuidado de Jin Ling. Así que sabiendo eso, podía dormir tranquilo, no se sentía preocupado en absoluto, sin embargo, al despertar escuchó demasiado ruido al otro lado de la pared.

—Waaa~ Lan Zhan, es tan lindo, mira tan pequeñito. —Escuchó una voz demasiado familiar.

—Mn. —Y también escuchó como otro sonido respondía, definitivamente era la pareja que el día anterior se instaló en su casa.

—Jajaja, sí es hijo de Jiang Cheng has visto, ese ceño fruncido definitivamente es de él.

—Mn.

—Waaah~ ha sonreído, le agrada que le digan que se parece a su padre —dijo Wei WuXian con una gran sonrisa dirigida a su esposo, después bajó la mirada al pequeño—, niño deberías de estar triste.

—Wei Ying, ten cuidado.

—No te preocupes, cuidé de A-Yuan, no soy un novato. —Frotó su mejilla con la delicada frente del pequeño y exclamo— ¡Su piel es tan suave! tan blanca.

Jiang Cheng. —Wei WuXian, ¿por qué estás haciendo ruido tan temprano?, lo vas a despertar.

—Oh buenos días Jiang Cheng, no pude esperar, Lan Zhan y yo tenemos que irnos, y necesitaba verlo. —respondió el de túnicas negras.

El líder Jiang se sorprendió. —¡¿Se iban a ir sin avisar?!

Wei WuXian respondió de nuevo. —No, claro que esperaríamos a que despertaras, pero solo para decir adiós, necesitamos llegar a tiempo, hoy llegarán los padres de los nuevos discípulos, ZeWu-Jun me pidió estar presente, por lo que tenemos que estar ahí.

Jiang Cheng solo escucho y para cortar esa conversación, y para evitar preguntas, pues no tenía pensado asistir personalmente, respondió. —De todas formas, también tengo asuntos que atender.

—Sí, ya nos tenemos que ir, fue muy agradable pasar la noche aquí, nos veremos pronto. —El cinta roja entregó al bebe en manos de la nodriza.

—Bien. —Respondió del de túnicas purpura, solo vio como la pareja se alejaba tranquilamente hacia la salida. Entonces dirigió su atención a la mujer en la habitación.

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