Piezas de Jade

Las palabras que condenan el corazón I

Después de que Zhou Mei saliera de la habitación Lan Xichen suspiró y volvió a concentrarse en sus asuntos.

Por otra parte, en ese mismo instante, Jin Ling estaba atendiendo a Jin Wen.
—Mayor, entonces dejaré el asunto en tus manos —agradeció Jin Ling.
—No hay problema —respondió el mayor, mientras tomaba los documentos que habían revisado juntos—, en cuanto regreses se hará la presentación oficial, tiene que ser rápido, además pronto será la ceremonia de bodas en Gusu.
—Entiendo, ¿no habrá problema con los demás ancianos? —El menor preguntó con cierta timidez, ya que conoce bien como son sus familiares.
—Hmph, tuve que calmarlos, como era de esperarse, no les agradó mucho la idea de tener a dos personas presionando contra su influencia.
Esas palabras sonaron preocupantes, por que definitivamente conocía a la gente de su clan —¿Quieres decir que Lan SiZhui tendrá tiempos difíciles?
El mayor suspiró —Me temo que sí, aunque es mayor que tú, sigue siendo joven a los ojos de todos, además carece de la experiencia para el manejo real de una secta, aún más siendo la secta Jin, la forma en la que se dirige es muy diferente a Gusu.
—Mayor le pido que nos guie en este asunto. —Hablo Jin RuLan mientras hacía una reverencia con la cabeza, pues ambos estaba sentados.
El hombre sonrió —No te preocupes, admitiré que cuando aún eras un niño no te consideraba adecuado, pero ahora has crecido, tu temperamento mejoró y sé que es por tu cercanía al joven Lan, espero que su influencia ayude a estabilizar el ambiente en la secta.
—… —un leve sonrojo cubrió las mejillas del más joven.
Entonces, el hombre mayor se puso de pie e hizo una reverencia en señal de despedida. —Me retiro, tengo que atender la conferencia ahora, por lo pronto asegúrate de cuidar tu salud y la del futuro joven maestro.
Jin Ling también se había puesto de pie, y respondió —Sí, gracias tío.
El mayor Jin salió de la habitación dejando a un cansado Jin Ling, este decidió estirar un poco las piernas que ya estaban adormecidas, al observar por la ventana, vio pasar a la señora Lan, notó el extraño comportamiento de esta y sin darse cuenta del todo, siguió con la mirada el camino por el que ella se dirigía.
De pronto escuchó que tocaban la puerta, era Lan JingYi.
—Jin Ling, ¿Cómo fue todo? —dijo mientras se dirigía a tomar asiento.
—Normal, qué más puedo decir —el menor se sentó y sirvió un poco de té.
—Así que solo asuntos comunes de secta, creí que discutían los futuros deberes de SiZhui en LanLing.
—¿Los qué?
—¿No me digas que no pensaste en eso?, SiZhui no puede simplemente ir y poner su cara sonriente a todo mundo, tampoco puede vivir solo como un adorno tuyo —Las palabras del joven Lan sonaban un poco burlonas, sin embargo definitivamente eran verdaderas.
La cara de Jin RuLan estaba totalmente roja, aunque sabía que el comentario era una queja total, se preguntó si podía hacer que SiZhui solo se sentara a su lado y le dejara ver su linda sonrisa en su hermoso y amable rostro, se emocionó al pensarlo, sin embargo, es cierto que no había pensado en que haría SiZhui en la secta, ¿delegarle las labores de su difunta tía Qin Su?, definitivamente solo era lucir bien, bonita y elegante, y asegurarse de que la torre Jin estuviera siempre espléndida, pero no es algo que podía tirarle a la cara tan fácil, si bien SiZhui posiblemente no se quejaría, tampoco puede dejarlo como una señora en su hogar, él es un cultivador espléndido e inteligente, no puede convertirse en “la señora Jin”.

Preocupado por ese pensamiento, preguntó torpemente —JingYi ¿Si-SiZhui ha mencionado algo al respecto?

—Nada en realidad, puedo prometer incluso que no lo hará —Suspira—. Pero no es como si lo hubiera visto, no he tenido tiempo de verlo.

—¿Por qué no tendrías tiempo?
—El joven Jin se sorprendió por la respuesta.

Orgulloso el otro joven respondió —He estado estudiando mucho.

—¿Tú? —Preguntó Jin Ling con una risa contenida.

—Me ofende joven ama, es evidente, el discípulo principal de la secta Lan es robado por el líder de la secta Jin, entonces un nuevo discípulo debe tomar el lugar, el candidato ideal soy yo.