•La Guardaespaldas• (My bodyguard)

24. ¿Dónde esta Mía?

....4 Años después....

Korra: 36 años
Asami: 32 años
Ryu: 6 años
Mía: 4 años

-Mierda- una morena se despertaba al sentir un fuerte golpe en su rostro, Korra suspiro al sentir cierto brazo de un morenito que conocía  bastante bien. La morena sabía que siempre que dormían con sus hijos, la noche era de perros, contando a Naga qué dormía en los pies de alguna de las dos mujeres, al girar miro que Asami dormía profunda, y la entendía, habían tenido una jornada pesada de trabajo, y también un almuerzo de cumpleaños pesado.

El hijo mayor de Kuvira había cumplido 6 años igual que Ryu, la ex general había adoptado tal y como lo había planeado con su esposo, y hace dos años habían tenido una propia, Korra se acordó de lo cómico que había sido el embarazo de la ex militar pues no había sido planeado, y ni hablar del parto, para la mala suerte de Korra ella había sido la única persona que estaba con Kuvira en ese momento pues Baatar y Asami estaban en una conferencia,y el ingeniero se enteró tarde, así que la morena había vivido un segundo parto de locos. Su sobrino mayor Kyle, y su sobrina Rangi se unían al clan de los Beifong.

La morena sintió otro fuerte golpe, pero esta vez era por parte de su traviesa hija, Korra Míro a los dos niños y no pudo evitar sonreír, a pesar de lo grandes que estaban amaban dormir con sus madres aún. Al mirar a Asami acarició con su mano libre la mejilla de su Ojiverde, cada vez estaba más preciosa, la morena no podía creer la suerte que tenía de estar casada con ella. Al respirar profundo se acordó que tenía que madrugar, el Moreno empezaría a estudiar al día siguiente, y ella junto con Asami habían sacado un día libre en la oficina para poder acompañar a su hijo mayor en su primer día de clase.

-¿Mi amor?- Asami abrió los ojos adormilada y miro que su morena estaba despierta, la ojiverde tomó su mano y bostezó- cielo, es muy temprano, ¿Que haces despierta? ¿Te sigue doliendo la pancita?- al parecer cierta morena había tenido indigestión por la comida en el cumpleaños de su sobrino Kyle.

-No cariño, ya estoy bien, ciertos patos revoltosos me despertaron- la sonrisa agotada de Korra hizo que la ojiverde suspirara pesado.

-Tenemos que comprar una cama mas grande- ambas mujeres estaban agotadas, desde que habían retomado las operaciones en industrias futuro hace un año trabajan casi todo el día- Mañana cuando dejemos a Ryu en el colegio podemos venir a descansar, tenemos el día libre mi amor.

-Claro que si presidenta Asami, pero recuerda que le prometimos a Mía ir a comprar un pato de repuesto y tenemos una reunión en la oficina,no estamos del todo libres- la morena vio a su ojiverde maldecir bajo y sonrió, en industrias futuro Korra había tomado el cargo de Vicepresidenta y Asami era la presidenta, así que sus tareas eran bastante pesadas. Mía y Ryu siempre iban a la oficina con ellas, los dos pequeños amaban ir a trabajar con sus madres, pero ahora Ryu empezaría a asistir a la escuela, y solo mía las seguiría acompañando hasta que la pequeña tuviera edad para ir a estudiar como su hermano.

-Recuerdame no volver a comprarle premios de galleta a Naga por haber destrozado ese maldito pato de mierda- a la ojiverde se le estaba pegando el mal vocabulario de la morena, pero tenía toda la justificación para maldecir así, Naga había destrozado al mejor amigo de su hija y la niña había llorado desconsolada todo el día. Mía por inercia mando un manazo que cayó en la boca de la ojiverde, dulce Karma, nadie hablaba así del señor patito.

-Mi amor- Korra miro a Asami preocupada y le reviso la cara- creo que tenemos que comprar esa cama.

-No lo dudes cariño, no lo dudes..

A la mañana siguiente, ambas mujeres se levantaron agotadas físicamente, dormir con sus hijos era bastante complicado pero no tenían corazón para decirle a sus pequeños que no. Asami fue la primera en levantarse, la ojiverde se lavo la boca y se cepilló su largo y sedoso cabello, al salir miró a Korra y notó las pequeñas ojeras en el rostro de su esposa, se hizo a su lado y acarició la mejilla de la morena que abrió los ojos sin nada de pereza, al parecer ya había despertado.