Yoongi viajó a Seúl el día siguiente por la mañana.
Luego de una noche agitada y su larga conversación con Hoseok, el alfa debía volver para resolver un par de asuntos antes de la llegada de Tony; así que, antes de marcharse en compañía de Kila y el pelinaranja dejó un par de órdenes a sus hombres para que le mantuvieran informado sobre el estado de salud de su esposa, ya que la omega se encontraba sumamente delicada por la violenta mordida que su bestia le había dado, además de que los efectos de la droga aun no pasaban por completo imposibilitándola de viajar ese día. Y el pelinegro tenía asuntos más importantes que atender como para estar todo el tiempo al lado de la castaña.
Tomó su abrigo al igual que su arma y salió. Pensó por unos breves momentos ir a ver a Seulgi, pero luego de unos segundos descartó la idea. Si era sincero, no le importaba en lo absoluto el sufrimiento y agonía de la omega. Mientras no muriera todo estaría bien.
Estando en el auto sacó sus audífonos y se dispuso a entretenerse en el viaje, y mientras observaba por la ventanilla el débil sol de la mañana, cierto pelirrojo se adueñó de sus pensamientos.
Todavía le costaba creer el como aquel desconocido había calado tanto en su mente, despertando su curiosidad y sus más oscuros deseos con tan solo un par de coquetas miradas. Oh si... Yoongi ya lo imaginaba gimiendo bajo suyo mientras se lo follaba, hasta quedarse sin semilla que derramar, envuelto en un pecado que lo dejaría suciamente seco, porque aquel ser era un tentador fruto prohibido que pedía a gritos ser exprimido por sus colmillos.
Se recostó en su asiento mientras se envolvía por completo con el ritmo de believe haciendo mierda sus oídos. Así que cerró los ojos y decidió que sería buena idea invertir los diez minutos que restaban del viaje recordando cada parte, cada rinconcito y célula que conformaba a aquel fruto prohibido que tanto le había tentado por probar hasta envenenarse.
Ojos pequeños y coquetos, pero cubiertos con un aura sensual y misteriosa. Nariz de botón fina y estética; labios gruesos, que le incitaban a chuparlos y morderlos hasta exprimir la mayor cantidad de elixir posible. Una cintura estrecha, que Yoongi estaba seguro había sido creada a la medida para él, donde encajarían sus manos pálidas y venosas a la perfección. Un culo redondo, firme y grande, donde su polla se perdería gustosa por horas sin ganas de volver a dormir entre esos grandes glúteos de algodón. Un par de muslos gruesos, firmes y trabajados que estaba seguro tenían la fuerza suficiente para apretarse contra él alrededor de su cintura; y un par de hermosas manos, pequeñas y delicadas que sangrarían por la fuerza que ejercería cuando le arañara la espalda, producto de las violentas embestidas que su hambriento miembro le daría cuando lo tuviera a su merced, envuelto de sudor en las sábanas de su cama.
Todo lo que Yoongi deseaba en un perfecto amante, estaba concentrado a montones en aquel pelirrojo. Era la presa perfecta para calmar por fin el hambre de su bestia.
Y aunque el alfa no tuviera ni puta idea de quien era aquel chico que lo había calentado tanto en su propia boda, eso no sería un impedimento para buscarlo, porque le había fascinado todo lo que su mente había imaginado hacer en tan solo minutos.
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ɢᴀ́ɴsᴛᴇʀ ᵞᴹ
DiversosDefender el poder en el bajo mundo, significa saborear la sangre que cada rival tiene para ofrecer. Min Yoongi es una bestia, un lobo sanguinario que lidera el terror vivo bajo una organización que ha ganado su respeto a costa de balas. Él ama el pl...