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Había pasado la mayoría de la tarde sumergido en diversas historias fantásticas

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Había pasado la mayoría de la tarde sumergido en diversas historias fantásticas. Donde el amor heroico, el rencor, la venganza y envidia, eran las situaciones que los personajes vivían día a día.

Se sentía agotado, tanto física como emocionalmente. Desde su matrimonio, los momentos de paz se habían extinguido. Nada de lo que hiciera lo hacía sentirse bien consigo mismo, o útil de alguna manera. Sus padres le habían dicho que sería tratado con la más fina delicadeza existente, y que su único trabajo seria sonreír y ser un orgullo para su alfa.

Pero SeokJin no quería sonreír... mucho menos ser exhibido como un bien material ante la jauría de lobos desalmados, a los que su esposo estaba acostumbrado a tratar.

Él era mucho más que eso. Y se lo hizo saber a su esposo el mismo día que se casaron. Dando inicio al mayor infierno personal que una vez viviría, y del cual no sabría cómo escapar.

Kim Namjoon era un alfa temible y dominante, que se había encaprichado con él, desde el primer momento que sus caminos se cruzaron. Tenía poder, mucho poder, del cual no dudó en hacer uso para obtenerlo a él. Sin importar su opinión, o si quería o no quería. Total, era un omega y como tal debía obedecer.

Y así fue, como después de un par de reuniones con su padre y visitas ocasionales, que su matrimonio quedó estipulado. Siendo entregado a un alfa que no conocía y que no amaba.

SeokJin no recuerda otro momento en el que haya sentido tanta impotencia y lástima por sí mismo, que el que sintió el mismo día de su boda, cuando caminaba al altar. Con una sonrisa fría y superficial, en la que decía a gritos lo infeliz que era. Sintiendo como su alma debilitada y desgarrada gritaba por ayuda sin ser escuchada.

"Sopórtalo, y da a respetar tu lugar...".  Había sido el consejo de su madre, cuando apenas una semana después de su matrimonio, SeokJin había acudido a ella contándole de las múltiples infidelidades de su esposo.

"Debes ser fuerte, tienes que estar a la altura de tu alfa. No te doblegues por pequeñeces...".  Fue la respuesta de su madre, cuando volvió a acudir a ella. Esta vez enseñándole los golpes que había recibido de su alfa, dejándole múltiples marcas entre tonalidades verdes y violáceas.

"Con el tiempo pasará, y las heridas cicatrizarán. Solo debes avanzar y olvidar...".  Y esa fue la respuesta que recibió, cuando completamente desconsolado y destruido le había dicho que su alfa lo había violado.

Tiempo...

Con eso SeokJin lo entendió todo. El mismo día que sus padres lo entregaron a ese desalmado alfa, sin importarles nada más que riquezas y poder, ese mismo día, dejaron de ser sus padres.

Muchas fueron las humillaciones y maltratos que recibió en las ostentosas paredes de su nuevo hogar. Y aunque su lengua era lo suficientemente filosa para defenderse de manera astuta, su cuerpo no poseía la fortaleza suficiente para soportar la furia proveniente de los puños del alfa.

ɢᴀ́ɴsᴛᴇʀ ᵞᴹDonde viven las historias. Descúbrelo ahora