Diecinueve (5 años *humanos*)

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Muerdo mis dedos mientras reviso que no le falte nada a Raditz. Ya que hoy es su primer combate cuerpo a cuerpo con otro saiyajin.

-¿Llevas recado?- le pregunto ansiosa sintiendo dragones hirviendo en mi estomago. Raditz roda sus ojos.

-Si mamá- responde con arrogancia. Pff, típico Bardock.

-¿Estas seguro que hoy era traje negro?, juraba que te tocaba el azul- le señalo el traje detallandolo.

-¡Da igual mamá!, solo es un combate-

-Tened en cuenta que amigos de tu padre te estarán mirando- le señalo como motivación -Así que da lo mejor de ti-

-Ya has dicho eso mas de treinta veces- resopla como si estuviera cansado.

-Oye...- murmuro para que me preste atención, perezosamente, Raditz lleva sus ojos hasta mi. Rápidamente me arrodillo y lo abrazo. Me va a hacer muchísima falta -Procura salir ileso de esas batallas, sabes que no me gusta que luches-

-Tu mas que nadie sabes que es mi obligación- susurra con la voz áspera -Y solo es una batalla, ya sabes como soy yo a la hora de pelear, nadie me vencerá-

Oculto mi frustración y saco una sonrisa: -Te pareces mucho a tu padre-

-Bardock sabe que no le fallaré- murmura serio. ¿Cuando aprenderá a llamarle papá?

Sacudo su sedosa melena y le entrego la mochila: -Te quiero temprano en la casa, si tu papá quiere festejar, tu solo te vienes, ¿Claro?- lo amenazo con mi mirada.

-Clarísimo mamá-

-Bueno, corre, dentro de poco comienzan y no quiero que llegues tarde- lo aliento acompañándolo hasta la puerta. Raditz abraza mis piernas antes de irse, para después correr estirando su mano en modo de despedida -¡Recuerda ser pacífico! ¡No te precipites si no sale a tu manera!-

Raditz murmura hacia mi, pero por la distancia no le logro escuchar.

El sentimiento de madre y el remordimiento de saber que va a ser golpeado me atormentan, Raditz me ha demostrado ser un saiyajin de sangre noble, pero con una fuerza descomunal que a veces me sorprende, ha tenido una calificación, en el rango menor, de superior, pero desconfio de sus propias habilidades, tengo miedo que lo utilice en contra de los suyos.

-Raditz...- suspiro llevando mis manos a mi Pecho -Regresa a casa...-

***

Camino por los muy reconocidos pasillos en busca del maestro de mi hijo, necesitaba ansiosamente saber sobre su comportamiento y la enseñanza que ha adquirido durante su tiempo de aprendizaje.

Cientos de chicos corretean a mis costados alardeando cosas que no logro entender, quizás están anciosos de pelear.

Sigo caminando en busca de un fortachón calvo, con traje de saiyajin, y espero que no sea tan tarde como para que esté en la Arena.

Tengo muy malos recuerdos.

Suspiro cansada de los alaridos, pero a la vez me satisface escuchar de los felices que están, no soportaría ver un niño sufrir...

Ladeo mi cara una y otra vez en busca del profesor, pero solo noto cabezas de mujeres mordiéndose las uñas por el combate. Camino despacitamente por alguien que me de información valiosa. Pero al dirigirme a otra parte, golpeo sin querer el hombro de un saiyajin real.

-Disculpeme- susurro para girarme y agachar mi cabeza.

-Si, vale, no hay problema- dice neutral. Pero algo de su actitud se me hace familiar.

Gine  ''Una Historia que contar''  (DBZ)™ «Editando»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora