23.

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       Unas semanas después

—¿Entonces, te mudarás con el dinero que ahorraste durante estos últimos dos años? ¿Y luego...? ¿Planeas vivir del aire?—extiende un pequeño papel y escribe una secuencia de números en el.

—Luego, dejaré que todo fluya.—dramatiza cerrando sus ojos—.Estuve buscando un par de departamentos en otras ciudades y distritos, aún tengo algunos meses para continuar ahorrando, además, empezaré a trabajar en un café la semana entrante.—lee aquel código que había en el papel.—¿Para qué es este código, Keith?

—Esa es la clave de la cuenta de ahorro, está todo a tu nombre, Izumi.—de sus labios colgaba un cigarrillo—¿Tienes algún lugar en mente para mudarte? Podría ayudarte a encontrar algún sitio apropiado para una mocosa liberal como tu. 

—Tenía en mente mudarme a Kodaira...—no pudo evitar sonrojarse al pensar en él.

—¿Kodaira?—asiente— Tengo algunos contactos allí, podría hablar con algún asesor mobiliario para .—Izumi no puede evitar removerse incómoda ante tal confianza con la que ofrece ayuda. 

—¿Harías eso por mí? ¿Sin pedir nada a cambio?

El señor Pittman sonríe, y apaga su cigarrillo en el cenicero que se encontraba sobre la mesa.

—¿Por qué no? Tengo mucho dinero y contactos de sobra.Izumi rueda los ojos e imita su postura.

—¿Por qué ni? Tengi muchi dinero y contactis di sobri...patetico.—enfatiza en un intento fallido de imitar su voz grave— Viejo, ¿quién eres? No cualquiera despilfarra el dinero como tu.

—Digamos que soy muy conocido en el mundo de los negocios, solo que una niñata sin clase como tu no sabes de negocios, ya que vives en una burbuja de fantasías.—la insulta e Izumi finge estar ofendida y cruza sus brazos.

—Bien que te tirabas a esta niñata, viejo baboso.—sonríe, y el hombre hace un movimiento elegante con su mano restándole importancia.—Dejaré pasar esta falta de respeto hacia mi persona solo porque eres amable, y me tendiste una gran mano. 

—Solo... no perdamos el contacto, ¿Si?

—Esta bien, Keith, nos reuniremos a tomar otro café en algún momento...

Estrecharon manos y cada uno toma su camino.


(...)

 Meses después.

—Viejo, ahora soy una mujer ocupada, no me puedo darme la libertad de perder el tiempo en estúpidos encuentros contigo.—toma asiento frente al hombre que vestía un traje de alta gama, quien lanza una mirada cansina.—Solo bromeo, tanto tiempo, Keith. ¿Cómo has estado? Tienes más canas.

Inevitablemente, lleva su mano a su cabeza y frota su cabello con una expresión preocupada.

—Veo que sigues siendo la misma insolente de hace unos meses atrás—suspira— Estoy muy bien como puedes ver. Escuché que hablaste con el arrendador del departamento en Kodaira, ¿Que pactaron?

—Me enviara la copia del contrato en unos días, solo debo firmar y enviarla de vuelta, y en un mes estaré allí. Por fin, podré irme de mí casa.—Keith no dijo nada al respecto, pero no le pasaron desapercibidas las aureolas oscuras debajo de sus ojos de la joven.

No me dejes. (Ushijima Wakatoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora