Observa por una última vez el lugar en el que estuvo viviendo los últimos 18 años, comprueba nuevamente que no dejaba nada, jamás volvería a poner un pie en esta casa, y en lo posible, nunca volvería a esta ciudad. Cierra la puerta con su, ahora, ex llave, contempla por unos segundos la herramienta metálica que sostiene entre sus dedos, da la vuelta, y con decisión la arroja a la calle. A partir de hoy, no tiene familia, no necesita una, encontraría una familia por si misma.
Lamento haberte hecho esperar un año por mi, pero allí voy, Wakacchan.
Arrojar la llave, una acción tan simple como esa pero que para Izumi simbolizaba el soltar todo, dejar todo atrás, sin retroceder ni mirar a su espalda. Aun así, continúa teniendo muchas cosas que necesitará sacar de sí, pero todo a su debido tiempo, los cambios sólo se dan con el tiempo, e Izumi a partir del momento en que arrojó aquella llave, tenía todo el tiempo del mundo.
Un peso menos.
—¿Vamos, Izucchan?—allí estaba, aquel amigo que estuvo presente para ella este último año, Shirabu Kenjiro.
Se sube al auto, luego de guardar su equipaje en el baúl del mismo, sonríe hacia Kenjiro, se encontraba tan agradecida con él pero aun asi, tenia que pedirle perdón por no cumplir con la promesa que le hizo apenas lo conoció, y esta era su última oportunidad.
—Kenny... tengo que decirte algo...
—¿No me dirás que te arrepientes, no? Estamos a 10 minutos de la estación, no pienso dar la vuelta, te iras quieras o no.—mira aterrado a la pelinegra que jugaba con sus manos en el asiento de copiloto, que niega ante sus precipitaciones.
—No, no es eso.—pausa—Yo, se que lo prometí aquella vez que nos conocimos, que no me prostituiria más, que no me rebajaría más, pero lo continué haciendo—Shirabu lanza una mirada de desengaño, abrió la boca con la intención de hablar pero Izumi lo interrumpió.—Yo lo siento, no estaba bien en aquel momento, y ahora tampoco lo estoy del todo, pero intento mejorar día tras día, quiero que sepas que durante todo este año no lo hice, porque me sentí acompañada, tanto por ti, como por Tendou y Semi, y también de Wakatoshi, por más que esté a miles de kilómetros. Yo... estaré eternamente agradecida, por darme el privilegio de ser tu amiga.—lo mira a los ojos, levemente sonrojada—Te quiero mucho, muchas gracias, Kenny. Y ahora sí, te prometo, con toda la seguridad, que nunca más volveré a caer tan bajo.
—No tiene sentido que me enoje contigo por algo que ya pasó hace tiempo. Disculpas aceptadas, a partir de ahora, haz las cosas bien. Cuídate.—suspira rendido, estaciona el coche, gira su cuerpo hacia la derecha, enfrentándose cara a cara— ¿Pensaste en contárselo a Ushijima? No se como reaccionaria...Es tan impredecible.
Izumi permaneció en silencio, observando el pasar de la gente frente a ella, sabía que en algun momento debería de contárselo, sentía que se lo debía, como si le hubiese sido infiel, aunque no eran ni son pareja, pero algo innombrable había entre ellos, algo que ella consideraba irrompible.
(...)
Al ser un hombre inexpresivo, no acostumbraba a reaccionar con impresión ante algo que no sea relacionado con el Volleyball, como aquella vez que Shiratorizawa perdió contra Karasuno, fue la última vez que hizo una mueca poco común entre sus compañeros, sonreír y abrir su ojos como plato. Pero que sea inexpresivo, no significa que no sienta nada, por lo que al ver aquella silueta pequeña caminar de un lado a otro, parándose en punta de pies y achinando sus ojos para ver entre las cabezas de los personas que le pasaban por delante, buscándolo, percibió un impulso por levantar las comisuras de sus labios, más no lo hizo, no se sentía con la confianza de sonreír en público. A pesar de que se mostraba como un oponente temible en el volley, realmente no sabía cómo entablar una conversación sin sonar prepotente.
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No me dejes. (Ushijima Wakatoshi)
Fanfictionꜱɪɴᴏᴘꜱɪꜱ ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴅᴀ Una amistad única. Eso era lo que ambos tenían. Un chico de pocas palabras que no demostraba sus emociones. Una chica alegre que se estaba derrumbando pedazo a pedazo. Ingenua, tonta e inmadura. Su relación era única. Izumi se...