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En estos días de descanso que le otorgó a sus jugadores el entrenador de Schweiden Adlers, era una oportunidad para tener tiempo a solas, salir juntos y responder de una vez aquella pregunta que Ushijima no le realizó pero que se sentía con la obligación de contestar: 
¿De dónde salió el dinero para saldar ese departamento? 

Ushijima estaba enterado de que Izumi estuvo el último año trabajando en una cafetería, no era tonto o por lo menos, no lo suficiente, como para no notar que ese salario no rendía para pagar hospedaje, viaje y refrigerios en el centro de una ciudad, pero como siempre, permaneció taciturno esperando respuestas a preguntas que pasaban por su cabeza pero que no las hacía, ya que no se sentía con la confianza de meterse en la vida de alguien, aunque recientemente se sentía muy intrigado en lo que ella estaba haciendo a cada hora del día, por ejemplo, ahora mismo había enviado un "mensaje discreto" cuestionando dónde se encontraba, aunque bien sabía que Izumi se encontraba en su nuevo empleo cubriendo un puesto de secretaria, pero solo buscaba una excusa para hablar con ella. 

Los jugadores juveniles de entre 18 y 23 años de Schweiden Adlers compartían una residencia que se dividía en habitaciones para dos personas, posee un comedor donde los sietes que vivían allí se reunían a comer, jugar video-juegos o simplemente pasar el rato; de los cinco que vivian alli, Ushijima al ser el último en unirse al equipo, tenía un cuarto para él solo, aunque hace unas semanas le informaron que tendría un nuevo compañero pero no le dijeron su nombre. 

Se encontraba acostado en su cama de una plaza y media esperando que Izumi respondiera su mensaje, cuando su celular sonó indicando que tenía una notificación, lo desbloqueo y lo leyó, sin poder evitarlo las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba.

"¿Quieres ver una película hoy?"

¿Cuál peliíula?

Al no estar conforme con lo que escribió, elimina el mensaje y automáticamente envía otro debajo de ese.

Estaré en tu departamento a las 8pm. Avísame cuando salgas del trabajo y cuando llegues al edificio. 

Izumi simplemente respondió con un "bien" y unos emoticones de corazones, sin saber que mas responder ya que se encontraba sorprendida de la actitud poco usual de Ushiwaka, valoraba el esfuerzo que hacía en intentar cambiar su actitud tibia y mejorar su comunicación, aunque lo sea por mensajes. 

(...)

El trabajo que Izumi consistía en llevar y traer documentos, talonarios y chequeras a otros pisos y todas las mañana cruzar la avenida hacia una cafetería a comprar café y cigarrillos. Tenian una sala de descanso, donde podían desayunar y fumar, pero el decía "todo lo de alli es de baja calidad" y permanecía toda la mañana en su oficina. Al ser la nueva empleada en esa empresa y la que tenía uno de los puestos más bajos, la tenían de punto y la trataban mal los demás empleados,  en las dos semanas que llevaba trabajando ahí, habían unos cuantos que parecían querer hacerle la vida más complicada. Como aquel empleado de marketing, que cada vez que llegaba con un café que él había ordenado decía que no era lo que había pedido y hacía que Izumi vuelva a cruzar esa larga calle transitada a comprar lo segundo que le pedía, lo único bueno era que como no se tomaba el café que desde un principio SI había encargado, se lo quedaba para ella. Café gratis. No tenía porqué comprar para los demás que trabajan en pisos inferiores a los de ella, lo hacía por mera educación y ser un poco más amable con sus compañeros, pero esto no es la Academia, debería de ponerse firme. 

Ve la hora en el reloj que había colgado sobre el marco de la puerta, 16.55 p.m, cinco minutos para su horario de salida, suspira y fuerza una sonrisa de disculpa e inclina unos centímetros su cabeza hacia abajo.

—Lo siento, no compraré más café para ustedes, solo soy secretaria del señor Takara. Si me disculpan.se da la vuelta bajo las miradas estupefactas de los tres trabajadores que la menospreciaban desde el día en que llegó. 

Quería llegar lo antes posible a su departamento para sacarse aquellas prendas incómodas que le quedaban algo apretadas, y ni hablar de aquellos zapatos de plataforma. No acostumbraba a llevar ese tipo de vestimenta, pero debería de seguir un protocolo para aparentar mayor edad de la actual, si alguien se entera, más allá de su superior, que era una "acomodada" en esa empresa la tratarían peor de como la tratan hoy día. 

Recordó que mas tarde vería una película con su -no novio-, quería avanzar un poco más con las casi nulas interacciones físicas que tenían, ir más allá de un abrazos, pero sentía que corrompería a un niño pequeño, por lo que debería soportar un tiempo más, sin apuros.  El primer paso que tenia que dar, era confesar todo lo que pasó en su anterior ciudad, las acciones que realizó en presencia y ausencia de Ushijima, el cómo y de dónde obtuvo el dinero para pagar ese departamento. Se sentía tan avergonzada, tan desleal, tan basura, pero sabía que él la comprendería y no la juzgaría, o eso esperaba. 

Unas dos cuadras antes de llegar al edificio donde se hospedaba, pasó por un minimercado y compró una botella de alcohol y algunas golosinas para comer mientras miraban películas. Al llegar a su casa, se despojo de sus prendas y se sumergió a un largo baño con agua caliente, mientras se mentaliza con las palabras que escupiría ante Ushijima, seca su cuerpo, y se viste con su pijama que consistia en una remera vieja y unos leggins negros.  

Suena el timbre y extrañada mira la hora.
19:25hs. Wakatoshi había dicho que estaria alli a las ocho.

¿Será que se confundió y vino antes?

Si. Al abrir la puerta, ahí estaba él, con su típica cara rígida y una caja de una pizzería. Izumi sonríe y se hace a un lado para dejarlo pasar.

—¡Wakacchan! Llegaste temprano...toma la caja de la pizza y la apoya sobre la mesada. Wakatoshi camina detrás de ella 

—Es que pasaba muy lento la hora, así que quise venir más temprano.

Izumi juro oír un *badum badum* proveniente de su pecho cuando giró luego de escuchar esas palabras que salieron tan naturales de la boca de Ushijima, pero que significaba dar un paso enorme, nunca lo había visto tan ansioso por algo, y que ese "algo" sea ella, la hacía muy feliz. 

—Siempre que me quieras ver puedes venir, pero tendré que enviarte mi horario laboral para que no te quedes esperando en la puerta.— un leve sonrojo sube desde su cuello hasta sus mejillas.

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ME ESTOY TARDABDO MUCHO LO SÉ! PERO ESTOY PREPARÁNDO MUCHOS CAPITULOS💓

Gracias por la paciencia ✨🌼

No me dejes. (Ushijima Wakatoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora