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— ¿Has visto? — se giró hacia su compañera de trabajo un tanto curiosa.

— ¿Que cosa? — preguntó sin mucho interés.

Intento buscar lo que su compañera de trabajo con interés veía, al no encontrar nada, continuó con su labor de limpiar la mesa. Pero está volvió a interrumpirla tocando su hombro con suavidad, estaba por reclamar, cuando en un movimiento discreto señaló un punto.

Fuera de la cafetería donde trabajaban, en la estación del autobús estaban dos chicos esperando. Fue ahí donde su el dedo de su compañera señaló de manera rápida.

Ella volteó a ver a su compañera, quién era más alta, teniendo que lazar del rostro para verla mejor, estaba completamente centrada en aquellos chicos que esperaban el camión, sin entenderla demasiado, volvió a mirar en dirección a ellos.

Ambos esperaban de pie, uno traía de lo que presumía ser una guitarra colgada al hombro, y el otro traía de ropa deportiva con los auriculares puestos. Volvió a continuar con su trabajo de la limpieza de la mesa.

— Siempre toman el autobús aquí fuera — explicó su compañera aún viéndolos.

— Mucha gente lo hace, ¿Qué tienen de especial? — se dirigió a la mesa siguiente para limpiar.

Escuchó a su compañera suspirar, siguiéndola. No eran amigas, su relación no era para eso, por lo que seguido se comportaba cortante con ella, tajante; no le caía mal, no la detestaba, sin embargo era una persona perezosa en el trabajo, y por esta misma razón en el pasado habían tenido ciertos roces por lo que preferiría marcar de límites.

Límites que su compañera no respetaba, pues la seguía a dónde sea para contarle de mil cosas como las mejores amigas que no eran, cosas en las que no tenía ni el más mínimo interés. 

— Es mi ex — dijo son una sonrisa tímida.

— Ah — volvió a su puesto tras el mostrador luego de acabar con la mesa siendo seguida por su compañera.

— ¿No te da curiosidad? — preguntó a manera juguetona.

Suspiró ya cansada, se giró a su compañera algo ya fastidiada. Está le sonrió como si no notará del enfado de ella.

— ¿Quieres regresar con él? — preguntó intentando no sonar grosera.

Ella rió como hubiera contado del mejor chiste de todos. La miró un tanto confundida y sobretodo enfadada, tenía todo el turno pisándole los talones hablando de miles de cosas que no le importaban y sobre sin realizar sus respectivas tareas por andar revoloteando alrededor de sí.

— No, Hana, no — se pasó una mano por el cabello dejando de reír — Su amigo es mi nuevo punto de interés, de hecho él no me gustaba, pero saque provecho de esa relación.

— Oh, ya veo — se dirigió a la cocina dejándola con la palabra en la boca.

Se dispuso a lavar algunos trastes que había sucios, cuando escuchó de la campanilla indicando que tenían clientes, no salió, pues esperaba que su molesta compañera fuera a atenderlo, pero al cabo de unos minutos escuchó de unos golpecitos en el mostrador indicando que seguían sin ser atendidos.

Se quitó los guantes, saliendo de manera rápida hacia el mostrador poniendo su mejor cara, no había rastros de su compañera por ningún lado del establecimiento, la maldijo en su mente por volverse a escapar del trabajo.

— Buenas tardes, bienvenido, ¿Qué desea ordenar? — habló con aquel habitual tono al que se había mecanizado para atender a los clientes.

Eran los chicos de la parada del autobús, junto a otro más que supuso que llegó cuando ella se metió a la cocina. Imaginó que su compañera hubiera estado realmente feliz por atender a su ex y a su nuevo interés amoroso, pero por su irresponsabilidad no le tocaría.

Los chicos veían atentamente el menú de cafés que estaba en la pared tras de ella, mientras conversaban entre ellos decidiendo por lo que ordenarían cada uno.

Viéndolos de cerca, los tres eran atractivos, no era raro que tuvieran clientes atractivos, pero tampoco eran algo común que un grupo de amigos, todos lo fueran. El más alto de los tres eran castaño y eran el más sonriente. Desvió su mirada a otro lado, no quería que notarán que les había contagiado de su sonrisa.

— Serán tres mochas — dijo finalmente uno.

Volvió a verlos. El más bajo de los tres la miraba fijamente mostrando tres de sus dedos, ella le sonrió asintiendo tomando su orden.

— ¿Algo más o sería todo?

— Solo eso por el momento — volvió a hablar el mismo joven.

— ¿A nombre de quién los cafés?

— Taehyun.

Le volvió a sonreír.

Volvía a casa después de terminar su turno en la cafetería, se colocó los auriculares tomando asiento junto a la ventanillas, de su mochila sacó un libro para leer durante el trayecto a casa, unas paradas después sintió a alguien sentarse junto a ...

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Volvía a casa después de terminar su turno en la cafetería, se colocó los auriculares tomando asiento junto a la ventanillas, de su mochila sacó un libro para leer durante el trayecto a casa, unas paradas después sintió a alguien sentarse junto a ella, despegó su mirada de su lectura para darle una mirada rápida notando que se trataba del mismo chico de la cafetería, Taehyun si recordaba bien. Le pareció un tanto curioso aquello, sin embargo volvió a sumergirse en su lectura.

Mientras que el chico, ni siquiera volteo a verla, estaba bastante entretenido en su móvil como para notar que la chica a su lado era la misma que lo había atendido horas atrás. 

Ambos estuvieron en silencio, uno ignorando por completo de la presencia del otro, y el otro ni siquiera siendo consciente del ella. Hana imaginó que sería de una curiosa coincidencia el terminar en la misma ruta junto a uno de sus clientes que presumía ser del ex o el amigo del ex de su compañera de trabajo.

Jamás creyó que aquella pequeña coincidencia se haría algo habitual, más que habitual, si en ese momento a Hana le hubieran dicho que ese chico provocaría de miles de sucesos que siempre creyó ajenos se hubiera reído fuertemente llamando mentiroso y comediante a quién se lo hubiera dicho. Pero quizás así las cosas hubieran resultado diferente.

Cerró su libro, pidiendo permiso al chico para bajar en su respectiva parada, hasta ese momento fue cuando él notó de ella, pero fingió no conocerla, haciéndose a un lado permitiendo del paso. Ella bajo del autobús y el continuó entretenido en su celular, como cualquier desconocido hubiera hecho.

En ese punto eran desconocidos, y quizá así es como debieron haber permanecido.

En ese punto eran desconocidos, y quizá así es como debieron haber permanecido

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