XI

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Nota: En los próximos capítulos se tocaran de algunos temas sensibles.

Por cierto, comienzan las revelaciones xd

PD: Publiqué un fic de Soobin, por si es de su interés uwu

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~ Tiempo Atrás.

Estaba agotada, realmente cansada. Tenía de un fuerte dolor de cabeza, sin embargo no podía irse, necesitaba de ese dinero por lo que tendría que permanecer hasta que su turno acabará. Estudiar y trabajar le estaba agotando mucho, y sentí no rendir bien en sus estudios, soltó de una suspiro largo. Dejó del lápiz caer sobre su cuaderno con las ecuaciones a medio responder, no es que fuera mala en la materia, en general siempre había sido de una estudiante ejemplar, pero la realidad es que estaba harta.

La puerta de la librería se abrió, entrando de un adulto bastante atractivo al lugar, Hana se acomodó su uniforme intentando poner su mejor cara ante el fuerte dolor de cabeza, sonrió amigable; el hombre se acercó al mostrador quitándose de la bufanda para descubrir su rostro, era él bastante alto, atractivo, denotaba de una elegancia en su caminar, en su porte.

— Oh, es un gusto que esté por aquí profesor Kim — saludó con amabilidad al reconocerlo.

Era él su profesor de literatura en la escuela, le encantaba la clase de su profesor, el como explicaba, era una clase que en verdad disfrutaba, podría decirse que incluso, era su favorita y en las que deseaba ser de una alumna destacable, lo cuál, ya era; era el profesor siempre correcto, temido y amado a la vez, era de alguien exigente, pero por su rostro recibía de mucha atención por parte del alumnado femenino, e incluso, en ocasiones, del masculino. El hombre le devolvió la sonrisa viendo a su alumna un tanto sorprendido por topársela en esa librería.

— Buena tarde — saludó con su habitual tono de voz que usaba para explicar.

Le emocionaba, no iba a mentir, la voz de su profesor era algo de disfrute, el como recitaba de versos en clase, su manera tan elocuente de explicar y dar de una interpretación del texto, Hana se propuso a atenderlo correctamente. La mirada del profesor Kim escaneó a la joven sin disimular en ser discreto, la observó una y otra vez, de arriba a a bajo, luego paso su vista a los estantes llenos de libros como si quisiera despistar su mirada indiscreta tirada instantes atrás. Hana en ese momento creyó que debido a su jaqueca había visto de algo mal, o lo malinterpretado de sus gestos, él no haría eso. Dispersó aquel pensamiento centrándose en él.

— ¿Busca algo en especial? — preguntó.

El profesor volvió a su vista a ella, quedando fija en el cuello delgado de la joven, subió a sus labios cubiertos por un bálsamo mirando con gran detenimiento y volvió a bajar a la única clavícula que tenía expuesta de su alumna, su piel lucía tan tersa, tan suave, después volvió su vista a la altura de los ojos de Hana mostrando un afable rostro.

— No localizó un libro — un tercero interrumpió la conversación de ambos. Provocando que voltearan en su dirección. 

Era un chico un poco más bajo a su profesor de cabello castaño, lacio, tenía la frente descubierta y portaba aún de su uniforme escolar. Mantenía una expresión seria, pero de alguna forma pensó en él como una persona amigable. Le sonrió de manera cálida mientras se levantaba de su silla.

— Te ayudo — se ofreció la joven saliendo del mostrador para ir junto al estudiante — Permiso.

Ambos caminaron por el pasillo mientras que el profesor mantuvo su vista en el cuerpo de la joven, sus curvas poco notorias debido a su ropa, no era un completo ciego, podía notar de sus delgadas y esbeltas piernas bajo su pantalón poco más grande a su talla usual,  Hana era una alumna destable no solo por sus notas ante sus ojos, varias veces le había observado por el pasillo; mantuvo su vista en el cuerpo de ella hasta ver cómo se alejaban por el pasillo y perderlos de vista. Pensó entonces que con el uniforme hacía lucir más de su cuerpo.

El chico le había dicho el título del libro que ocupaba, era uno de un escritor japonés, no era alguien fanático de la lectura, pero había sido pedido para una tarea, la chica lo llevó hasta uno de los pasillos del fondo, en donde era el área de filosofía, seguro ahí encontraría el dichoso libro; al llegar se toparon con otro chico de cabello negro que, por coincidencia o no, tenía ese mismo libro que buscaban en sus manos.

— Jamás creí encontrarte aquí — dijo el pelinegro notablemente sorprendido.

El castaño se acercó a él, para arrebatarle el libro de la manos a manera de juego. El azabache rio divertido haciendo por intentar el volver a quitarle el libro sin mucho empeño. 

— Es para un tarea, Soobin — aclaró.

Ella conocía al que el otro chico había llamado "Soobin", era un cliente regular en aquella librería, por lo que verlo no le parecía extraño, era alguien callado y tímido, se pasaba horas y horas para escoger un libro y luego marcharse. Hana los seguía observando, en cuanto notó que ambos chicos parecían ser conocidos, y por su actitudes cercanos, pensó en que ya no era necesaria su presencia en el lugar, más cuando ya había dado con el libro por el que primeramente habían ido. Se aclaró la garganta, ambos voltearon en su dirección.

— Veo que ya no ocupas mi ayuda, me retiro — dijo amigable para darse vuelta e irse nuevamente al mostrador.

El profesor ya no estaba más en el lugar, y  algunos minutos más tarde ambos chicos pasaron por el mostrador para pagar los libros, mientras seguían bromeando entre ellos en lo que hacía de proceso indicado al vender uno. Terminó de envolver ambos libros y los despidió, agradeció que fueran los últimos clientes, tomando sus cosas para irse a casa, fue entonces cuando encontró de una nota en junto a su cuaderno, era el número telefónico de un tal Kang Taehyun. 

 

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𝐂r𝚢𝚜𝚝al || 𝐊a𝚗𝚐 𝐓ae𝚑𝚢un ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora