Pasaron cuarenta y cinco minutos y decidí que sería momento de regresar a casa para dejar a Max y poder ir al puente. No podía llevarlo, no soportaría si le pasaba algo, además iba a aburrirse. Llegamos a casa y le conté a mi madre lo que me dijo Francesco, se puso feliz de que me haya ofrecido a ayudarlo y me recordó que no vuelva después de las siete.
La verdad es que yo desconfiaba demasiado de cualquier cosa que podía llegar a pasar, de todas formas se notaba que tenía mi misma edad por ciertas palabras y tonos que utilizaba, pero mis nervios seguían presentes. Pensé también en mi madre, que no se había preocupado cuando le dije que iba a reunirme con él y eso significaba que nada malo iba a suceder. Llevé a Max bajo el árbol para que esté en la sombra y comencé a caminar para reunirme con el chico nuevo en el puente.
Francesco me mandó un mensaje, me dijo que ya estaba en camino, le respondí que yo también, me coloqué los auriculares y la música ambientó mi camino.
Me puse a pensar muchas cosas, entre ellas el problema de la escuela, mis amigos, mi propia vida. Mis pasos seguían el compás de la música, y sin darme cuenta exactamente luego de cuatro canciones estaba frente al puente. Miré a mí alrededor, no veía al chico. Pensé que tal vez sería una broma en la que había caído como una tonta, miré mi celular, lo llamé y le pregunté donde estaba. Me dijo que estaba por llegar y cortó.
Me enojé un poco, sabía que era en vano. Luego de unos segundos comencé a sentir sonidos detrás de mi, hojas que se aplastaban, pasos, ramas que se movían. Hasta que vi el origen de todos estos sonidos, miré hacia atrás y por entre medio de los pastizales salió él.
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La Última Cabalgata.
Ficção AdolescenteLa historia de Clara, una joven que a causa de quince días totalmente libres podrá experimentar nuevas sensaciones, tendrá un encuentro con ella misma y su entorno. Pero no sabrá que el enemigo la sigue, y que en cualquier momento deberá escapar. Si...