Me subí a Max y salí por la tranquera hacia el camino, pensé que sería una buena idea ir por el camino que me dirigía hacia la casa de Fran porque era más tranquilo, había ovejas bonitas y la familia de mi novio no estaba ahí generando ningún problema, así que sin pensarlo mucho doblamos hacia la izquierda y comenzamos a trotar.
Pasaban los minutos y con ellos los metros que recorríamos, cada paisaje, cada animal y cada ave que nos sobrevolaba era totalmente valorado y observado, siempre fue mi mejor pasatiempo estar con Max, era como mi segundo hermano o como mi mejor amigo.
Vi el puente rojo, los girasoles y las ovejas prestadas del padre de Francesco, pero vi algo más a lo lejos, un escalofrío me recorrió. Como instinto indiqué a Max que bajara la velocidad del trote, y sin dudarlo lo dirigí hacia el costado del camino, me bajé de él, ya no estábamos a la vista, nos encontrábamos bien camuflados entre los matorrales.
Le dije que hiciera silencio, sigilosamente me acerque hacia la tierra y observé; ahí estaban, en la casa de Fran, sus padres bajando maletas del vehículo, de repente su madre comienza a reír y su padre a quejarse, me di cuenta de que había roto algo bruscamente y eso había causado gracia. Oía solo cuando el viento me lo permitía, cuando podía escuchar solo eran frases en italiano, no entendía, hasta que lo escuché "Stefano" gritaba su madre, se me puso la piel de gallina y me subió una especie de calor a la nuca.
Cuando miré a donde su madre gritaba lo vi a él, era un hombre muy alto, más alto que Fran y miraba fijamente hacia donde yo estaba, no quería llamar la atención y sentía que no me había visto, suavemente moví mi mano y lo saludé, si no me saludaba era una buena noticia porque significaba que no me había visto, fue un alivio ya que no recibí respuesta. Pero estaba claro que algo le parecía fuera de lo normal porque no despegaba su vista de la zona.
Debía salir de ahí de inmediato, no había tiempo para pensar, me subí a Max y cuando quise tomar el camino de regreso al camino el no avanzó y rodeó los matorrales, él entendía lo que pasaba y decidió por sí mismo que era mejor ir por atrás, que Stefano no nos viera, no sabíamos lo que podía pasar.
El miedo me recorría completa, no paraba de mirar hacia atrás, de repente Max comenzó a correr a toda velocidad, yo no entendía que pasaba ni porque lo hacía hasta que vi el alambrado, lo iba a saltar, me sujeté fuertemente y cerré mis ojos, cuando los abrí ya estábamos del otro lado, habíamos llegado.
Corrimos hacia el árbol "Sos todo un genio Max, no parás de sorprenderme" le dije y le di una manzana.
Pero luego caí en la realidad, corrí hacia adentro, Fran notó mi preocupación y me abrazó bruscamente riendo, le dije que debía decirle algo, que por favor me preste atención, seguía pensando que era un chiste, no me soltaba, yo tenía miedo por lo que había pasado. "Fran en serio, escúchame, esta vez no es broma" exclamé, cuando el escuchó eso me soltó, se tomó en serio la situación y nos sentamos en el sillón.
Le conté todo lo que había pasado desde que salimos con Max y la historia del camino y del recorrido tranquilo, hasta que llegué a la parte del vehículo y pude ver como comenzó a ruborizarse, nunca lo había visto así. Era una mezcla de enojo, impotencia y miedo. Me dijo que hice bien en esconderme y en irme por otro lado, le di los créditos al caballo por esa decisión y me dijo que es buena noticia que no me haya visto, yo asentí.
"Voy a ir a mi casa" dijo Fran, le advertí que tenga cuidado, que estaba un poco oscuro pero a él no le importó, me dio un beso, me dijo que a más tardar en dos horas volvía, agarró su celular, saludó a Marco y se fue.
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La Última Cabalgata.
Fiksi RemajaLa historia de Clara, una joven que a causa de quince días totalmente libres podrá experimentar nuevas sensaciones, tendrá un encuentro con ella misma y su entorno. Pero no sabrá que el enemigo la sigue, y que en cualquier momento deberá escapar. Si...