Entré a casa, vi a mis padres, me pareció mucho mas conveniente que Francesco venga conmigo, lo llamé y le dije que íbamos a explicar la situación juntos, me dijo que no me preocupe, que él la explicaría y prometía quedarse como máximo tres días.
Le dije que pasara a la cocina, saludó a mis padres que asustados le preguntaron qué le había sucedido, por qué estaba tan lastimado. Cuando terminó la explicación no fue necesario preguntar si podía quedarse, simplemente mi padre le dijo que se quede en casa el tiempo que necesite y que sería como de la familia, pero que primero debía hablar sin falta con su madre y buscar un poco de ropa. Instintivamente Francesco y yo nos miramos y sonreímos, me pude dar cuenta que ambos pensamos lo mismo "¿es correcto besarse con la familia?" el pensamiento causó gracia y tratamos de evadirlo.
Francesco le dio la mano a mi padre en forma de agradecimiento, mi madre le sonrió. Salimos afuera y decidió que iría a su casa a hacer lo que mi padre le había indicado, insistí en acompañarlo pero se negó, me dijo que no me preocupara, que en un rato volvería. Me dio otro beso y comenzó a caminar.
Corrí a mi casa y agradecí a mis padres, ordené mi cuarto y armé la cama de abajo para que él durmiera cómodo en la de arriba. Mi madre me dijo que era una gran persona por ofrecerme a ayudar a alguien que acababa de conocer. Le agradecí y la abracé, mi madre, qué haría yo sin mi madre.
Todo estaba yendo muy rápido, todo iba bien para mí, pero no para Fran. Se notaba que su padre le hacía la vida imposible. A mi me daba miedo perderlo, podía imaginarlo tomándose un avión regresando a Italia, no quería que eso pase. El pensamiento me preocupó, me convencí de que no iba a pasar y seguí en lo mío.
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La Última Cabalgata.
Novela JuvenilLa historia de Clara, una joven que a causa de quince días totalmente libres podrá experimentar nuevas sensaciones, tendrá un encuentro con ella misma y su entorno. Pero no sabrá que el enemigo la sigue, y que en cualquier momento deberá escapar. Si...