Capítulo 41 : La vida.

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Muchos dicen que todo pasa por algo, que las cosas que nos ocurren tienen una finalidad, que cada acontecimiento surge para dar algo nuevo, para cambiar el destino, para renovar a la vida.

Después de que Max murió y de que las cosas hayan cambiado tanto en mi vida decidí irme a vivir a la ciudad con Fran, me hacía mal tener que vivir en el campo, me hacía mal mirar el árbol y ver que mi mejor amigo ya no estaba ahí.

Los años fueron pasando y fui superando lo que había pasado, lo superé, no lo olvidé. Puedo contarlo sin llorar, puedo sentirme orgullosa de que Max sigue en mi memoria, pero no voy a negar que aún siento un pequeño vacío en mi corazón, es un pedacito que siempre va a ser de Max, una parte de mi vida y de mi alma que eternamente van a ser de él.

Actualmente todos vivimos en la ciudad, nos mudamos después de tanto, Fran y yo vivimos juntos en un departamento, somos rectores del "Club de Equinos" una asociación de rescate donde ayudamos y rescatamos a caballos que se encuentran enfermos, lastimados o en peligro. Nos encargamos de que puedan correr y disfrutar de la vida sin sufrir, en un hábitat natural y muy bien cuidado.

Mara, Vic y Lu siguen siendo mis mejores amigas, yo sé que esa amistad es eterna y que siempre vamos a estar juntas a pesar de las circunstancias. Todas están estudiando en universidad y nos juntamos muy seguido en el Club.

Mi padre y mi madre trabajan y viven juntos en una hermosa casita que compraron luego de vender el campo, son felices y disfrutan mucho de la ciudad, se extrañaba estar más cerca de todo. Mi padre sigue quejándose por los jóvenes que pasan por la esquina con sus motos con potentes caños de escape deportivos o con música a todo volumen, pero es cuestión de tiempo a que termine de acostumbrarse.

Marco ahora tiene novia y se ve muy feliz con ella, abrieron juntos un restaurante de comida rápida, ella es una chica muy agradable y a simple vista se nota que se aman muchísimo.

Cada día disfruto más la vida. Las cosas que pasaron me enseñaron a poder disfrutarla, Max me enseñó, Francesco me enseñó, la policía, que no ayudó en nada esa noche del terror, también me enseñó. Porque haberlos llamado o no, hubiera sido lo mismo, me di cuenta de que hay veces que debo intentar salir sola de los problemas, aunque muchas veces es difícil.

Todos los días pienso en Stefano, en la destrucción que ese hombre tenía en su cabeza, en como estaba metido en acciones ilegales, alcohol y drogas. Pienso en lo devastado que se encontraba para acabar con su vida de esa forma, y frente a todos nosotros.

A veces se me cruzan pensamientos de culpa, tal vez yo hubiera podido ayudarlo a mejorar esa tarde en el río, Fran suele decirme que era imposible, que era demasiado tarde y que no sabemos qué hubiera pasado. Suele decirme que todo pasa por algo.

Cada vez que alguien aprieta mi brazo recuerdo el día en que Stefano me agarró en la oscuridad, ya no siento miedo, ya no siento que el mundo me da vueltas o que las rodillas se me aflojan. Solo siento una mano, de la cual puedo librarme si quiero, una mano que puedo abrir, y que si se me hace difícil puedo visualizar a las personas que tengo a mi lado y que sé que van a ayudarme a que esa mano se abra, me suelte y me deje en paz.

Busquemos personas de verdad, busquemos amigos de verdad, busquemos amor, apoyo, busquemos alegría y comodidad en cada entorno, en cada lugar, en cada persona que conozcamos. Porque un lugar falso, una persona falsa, un amigo falso, la tristeza, la envidia, la incomodidad, solo nos tiran hacia abajo, solo nos destruyen.

Busquemos nuestra propia vida, busquemos nuestra propia aventura que nos ayude a salir adelante y a aprender todo aquello que no sabemos.

Busquemos nuestro propio destino, porque esto es así, no son ciencias exactas, la vida es una locura, y si está pesada hay que hacer algo para alivianarla, porque nosotros decidimos nuestro propio destino, nosotros decidimos como vivirla.

Ahora... ¿Ya sabés cual es tu próxima aventura?



Fin.

La Última Cabalgata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora