Pasó una hora y aún no tenía respuesta, el reloj marcaba las 6:30 PM. Mis padres y yo comenzamos a preocuparnos, Fran no llegaba ¿por qué tardaría tanto? Decidimos salir afuera y ver si había alguna señal de él, pero cuando salimos lo vimos caminando con una mochila cargada en su espalda a unos veinte metros de casa. Nada malo había pasado.
Mi padre sonrió "Nos asustaste extranjero" le dijo, yo me reí, "Mil disculpas, estaba hablando con mi madre" exclamó Francesco. Entramos a la casa, le indiqué donde estaba mi cuarto para que dejara su mochila y avisé a mis padres que nos iríamos al río un rato, ellos aceptaron y Marco no estaba así que no había complicaciones.
Dejé a Max bajo su árbol, le pedí perdón por no poder llevarlo esta vez, pero no me gustaba que cargara a dos personas a la vez, no quería que se esfuerce demasiado, le di una manzana y nos dirigimos al camino que nos llevaba directo al río.
En el camino íbamos hablando y riéndo, ignoramos los temas serios que nos traen preocupados, era un momento de relajación, durante la caminata le conté de Marco y de mis perros, mencioné a Mara, a Vic y a Lu y le dije que seguro en estos días iban a venir a casa, él estuvo encantado por saber que iba a conocer a más personas del curso.
Cuando llegamos al río nos sentamos en la orilla, pasó su brazo sobre mis hombros para formar un abrazo disimuladamente, yo apoyé mi cabeza en su hombro y cerré mis ojos, de verdad la pasaba bien con Francesco, era una gran compañía.
"Clara, hoy tardé en regresar de mi casa porque mi padre me dijo que viajarán a Italia, en realidad no estaba con mi madre. Ya les dije que yo no voy a ir, siento que es una especie de especulación para que me quede allá y no regrese, además mi hermano se divorció hace unas semanas, yo no tenía idea, y quiere venir a vivir al pueblo" exclamó Francesco rompiendo el silencio.
"¡Qué bueno que viene tu hermano! Lamento su divorcio, está bien, creo que es una buena decisión que te quedes, además las clases van a empezar pronto" le respondí para animarlo, él liberó una sonrisa traviesa, se incorporó y sacó su camiseta, sus zapatillas y corrió hacia el río, se zambulló y desapareció bajo el agua. No pude evitar reírme y alejarme para que no me salpique, riendo le recordé que aún debíamos volver y que iba a refrescar, también le dije que el frío no es una linda sensación.
Achinó sus ojos y siguió mojándose, como un niño siendo él mismo, hacía mucho no veía algo así. Salió del río y me besó, mi mano tocó su mejilla empapada y le dije que era hora de regresar, Fran asintió y después de juntar nuestras cosas ya estábamos en el camino nuevamente.
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La Última Cabalgata.
Novela JuvenilLa historia de Clara, una joven que a causa de quince días totalmente libres podrá experimentar nuevas sensaciones, tendrá un encuentro con ella misma y su entorno. Pero no sabrá que el enemigo la sigue, y que en cualquier momento deberá escapar. Si...