Seguía apuntando, él no hablaba, yo tampoco lo hacía. Clavé mi uña disimuladamente en mi pierna, sabía que era un sueño, tenía que despertar, mi corazón latía demasiado fuerte y rápido, podía ver el movimiento de mi corazón en la remera.
Seguía con la uña clavada en la pierna, me dolía, pero no había caso, yo seguía ahí, no me despertaba. Pasé mis manos por detrás de la espalda, y a escondidas me comencé a pellizcar, me dolía aún más, pero no despertaba, recuerdo que podía sentir pequeñas gotitas de sangre que comenzaban a salir, estaba haciendo más presión de la cuenta. No era un sueño Stefano estaba con nosotros, estaba conmigo, en medio de la oscuridad, solos los dos, con una arma apuntándome en el centro de la frente, solo un movimiento de carga bastaba para apretar el gatillo y acabar con todo.
"Pensá lo que haces, podemos buscar una solución, por favor no lastimes a nadie, te lo suplico" exclamé mirándolo a los ojos para que me tenga piedad. Sabía en que en la oscuridad el no podía verme ni completa ni correctamente, y eso me jugaba muy en contra, pero al parecer sintió pena, eso era lo que yo más esperaba.
Me miró de arriba abajo, suspiró cansado y dijo "si te movés te mato a vos y a todos ¿entendiste nenita?" yo no hice ni dije nada, pensé en que hablaba muy bien español, pero no se me ocurría cómo escapar, entonces obedecí. Pude ver que tenía una bufanda, era horrible, no podía ver el color, pero podía escuchar lo dura que estaba, se notaba sucia y áspera.
Sin dejar de apuntarme se la sacó del cuello con la mano derecha, me dio vuelta, me ató las manos y me tiró al piso, yo no podía levantarme, comenzó a sacar los cordones de sus zapatillas, los dobló para formar más resistencia y más grosor y me ató los pies con ellos, me puso bajo el árbol de Max y se alejó corriendo.
¿A dónde iba? ¿Se había rendido? Muchas dudas rondaban por mi cabeza, sentía pánico, pensaba en mi familia, en mis amigos, en mi vida, pensaba en todo, recordé momentos, estaba segura que de repente un disparo me golpearía haciendo que todo esto que parecía una pesadilla acabe. Estaba en medio de la oscuridad, me costaba ver con claridad a todos porque el camino estaba lejos, pero no parecía que me buscaban, no tenía noción del tiempo que había pasado, tal vez fueron cinco minutos, tal vez fue una hora.
Miré hacia arriba sin saber qué hacer y lo escuché, un disparo. El estruendo dejó mis oídos sordos por unos segundos, mis ojos se cerraron y mis manos se apoyaron en el piso, dejé de respirar. ¿Ya todo había pasado? ¿Qué sería de Max sin mí? ¿Qué sería de mí sin Max allá arriba? Si es que hay algo realmente arriba...
Los segundos pasaban, mi cuerpo estaba cansado, sentía que estaba sumergida bajo el agua, abrí mis ojos y miré a mí alrededor, observé mis manos, seguían atadas, todo era un juego de mi cerebro, yo solo aguantaba la respiración como una tonta. Miré a mis padres, se habían alarmado por el sonido, corrían y entraban por la tranquera.
Stefano había disparado al aire para llamar la atención. Max había relinchado, pero yo podía ver que estaba bien, estaba con mi familia, ya habían podido entrarlo y la tranquera estaba cerrada. "¿Y Clara?" dijo mi madre. Después de tanto se percataron de que no estaba, comenzaron a buscarme entre todos, yo no podía moverme, no podía gritar, Stefano seguía ahí, la amenaza seguía en pie.
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La Última Cabalgata.
Dla nastolatkówLa historia de Clara, una joven que a causa de quince días totalmente libres podrá experimentar nuevas sensaciones, tendrá un encuentro con ella misma y su entorno. Pero no sabrá que el enemigo la sigue, y que en cualquier momento deberá escapar. Si...