El silencio.
A veces solía ser tan reconfortante, otra abrumador y solitario.
Ella observó lo solitaria que había quedado la habitación, sus ojos escocían amenazando que en cualquier momento las lágrimas se harían presente.
Siempre pensó que guardar silencio podría ser algo que no fuese malo...aguantaba todo...bueno, casi todo.
Lo que antes eran risas escuchándose en aquella sala mientras preparaban la cena, ahora solamente reemplazado por un silencio asfixiante.
Un suspiro se escapó de los labios de la joven mientras se dejaba caer en la cama.
"¿Se acabó?"
A tientas con su diestra, tomó una de sus almohadas y escondió su rostro.
Quizás lloraría por un buen rato y prefería no ser escuchada.