Nunca pensó que un perro había sido tan aterrador. No sabía por qué ahora aquel sabueso lo era.
Con dificultad tragó aquel nudo que se había formado en su garganta, los nervios no debían alterarla tanto si no, sería el fin de su escondite. Pensaba huir, no sabía a donde, ¿al castillo de la princesa? ¿al pueblo? No lo sabía, ni siquiera sabía cuidarse sola.
"Ven aquí, pequeña flor. No te haré daño." Ahogó un jadeo cuando escuchó la voz del muchacho de quince años que luego sería su esposo.
"Aura, cálmate. Aura, tu puedes." Se repitió a si misma mientras contenía la respiración nuevamente. Sin embargo fue en vano, aquel adolescente ya había abierto las puertas de su ropero, mientras la miraba con aquella sonrisa maliciosa, la joven Primrose palideció.
Con brusquedad fue tomada de la muñeca y jalada de aquel armario, cayendo de rodillas al suelo, mientras que al mismo tiempo sentía la pesada respiración del can. La pequeña niña de cabellos dorados levantó la mirada, temerosa y en silencio, no tenía palabras.
"Te tengo una sorpresa, mi querida esposa."
Sin más que añadir simplemente fue arrastrada contra su voluntad al patio, que se hallaba lleno de gente, más servidumbre que otra cosa.
No, el color no había regresado al rostro de Aura, la sola imagen que tenía frente a ella era capaz de hacerle devolver incluso la cena del día anterior.
"Era una vieja ruda y dura, como era de esperarse de la servidumbre de tu padre. Una lástima, murió antes de despellejarla."
¿Qué persona tan cruel era capaz de darle aquella imagen ?
Las lagrimas simplemente las tuvo que contener, no podía darle el lujo de verla más débil de lo que estaba. Estaba inmóvil en aquel lugar, no podía apartar la mirada de aquella monstruosa aberración que había hecho el heredero del duque.
"Que quede claro... eres mía, para siempre." Murmuró en su oído mientras sentía como dejaba un pequeño beso en su mejilla. Mientras que ella juraba venganza en su cabeza.
"Juro, que serás la comida de tus sabuesos." Pensó, mientras era escoltada nuevamente a su habitación.
Si no había posibilidades de escapar, recuperaría esa casa, por su familia y por su honor.