Un pequeño quejido se escapó de los labios de la pelirrosa mientras buscaba una posición cómoda para poder conciliar el sueño. Sin embargo, el dolor que le provocaba los cólicos, solo hacía que se removiera incomoda.
Antares quien era susceptible al más mínimo movimiento se dio cuenta de lo que ocurría. Bueno, eso y que la espadachina se había acurrucado contra la espalda del albino.
"Aiko..."
"Mh...lo sientooo..." Murmuró, intentando reír mientras se acomodaba en su lugar, dándole la espalda.
Reprimió el pequeño berrinche que estaba por hacer, aun así hacía cierto frío que congelaba su cuerpo y el albino estaba tan calentito.
"No escapes de esa forma, sabes que no voy a dejarte ir." Añadió, estirando ambos brazos para ahora envolverla en ellos, aun así Alexa se sorprendió al notar que algo le hacía cosquillas, y eso mismo era la suave cola de su amante.
El albino solo sonrió aun manteniendo aquel gesto en ella, ahora podían volver a dormir sin incomodidades.
Y en cuanto a la pelirrosada, no tardó en cerrar ambos ojos y caer dormida.