Hogar.
Esa palabra se le venía a la mente cuando había llegado a las puertas de aquella mansión en donde había sido criada.
Pero, ¿un hogar no te hace sentir segura? Era lo contrario ahora que era una adulta. Pero aun podía sentir el resentimiento por aquel lugar.
No, no era un hogar.
Ni siquiera tenía el impulso de ir a saciar su curiosidad sobre el estado de su padre, no. Su progenitor le daba igual.
Simplemente se encogió de hombros y suspiró, dando media vuelta retomó su camino hacía aquella cabaña. Sí, aquella cabaña era su hogar. Y ansiaba llegar rápido para tan solo poder encontrarse con su amante.