Los tacones de la joven duquesa resonaron en aquella sala espaciosa y silenciosa ante la atenta mirada de aquella familia que acababa de encontrar su final.
Aura no pudo evitar sonreír una vez que se llegó junto al asiento de su esposo.
"Os diré un secreto...y como van a morir...será un secreto llevado a la tumba." Una risa maliciosa se escuchó por parte de la albina. "Soy una bruja...pero eso ya lo sabían, ¿no?" Cuestionó con ironía mientras tomaba la pulcra servilleta que en hilo dorado tenía bordado la inicial del apellido de su...pronto difunto esposo.
"Después de todo, mataron a mi madre...me violaron...me humillaron...es justo" Comentó, limpiando el hilito de sangre que se escapaba de las comisuras de los labios de su amante. "No os preocupéis, la casa está en muy buenas manos...después de todo, hasta los sirvientes me ayudaron con la cena."
Tras aquello levemente se inclinó hacía él y dejó un caso eso en la cien del hombre.
"Duerme ya..." Pronunció una vez que tomó distancia de él.
La flor más joven de los Primrose no dudó en tomar aquella copa de vino y beberla mientras veía como desde el patriarca hasta la joven hermana caían muertos por aquel veneno en sus bebidas. Parpadeó un par de veces al momento de sentir algo escurrirse en su nariz. Con rapidez limpió aquella gota de sangre e inmediatamente bebió aquel antídoto de la pequeña botella que aquella dama le ofrecía.
"Que todo quede limpio, sin rastros...y... tira la carne al bosque, los lobos tienen hambre."