Un suspiro se escapó de los labios de Moira, mientras se sentaba de golpe en aquel sofá marrón. No sabía que hacer, no desde hace...un par de meses cuando empezó a salir con aquel chico.
En el fondo sabía que después de cuatro años, aun seguiría extrañando la presencia de Travis.
Bien, sí, admitía que con el chico que recién estaba saliendo la hacía sentir solitaria, como si no importara, pero con Travis...las cosas eran diferentes.
Estaba a punto de recostarse en aquel mullido sofá, sin embargo el timbre de su departamento sonó, avisándole que había un invitado esperándola. Tras unos largos segundos y un gritito avisándole que iría, se aproximo a la puerta, abrió la misma. Encontrándose con aquella espalda tan familiar. Aun así no pudo evitar contener la respiración.
"¿Vine en mal momento?"
La de cabellos rojizos, sonrió.
"Por supuesto que no."