ᵈᵃʸ ²•sᴏᴜɴᴅɪɴɢ• [Jotaro]

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sounding:
Sounding es el acto de insertar un fino tubo de metal dentro de la uretra.

Jotakak
[Bottom! Jotaro x Top! Kakyoin]

Jotaro Kujo.

Un chico que podría ser considerado muy intimidante.

Para su edad, tenía una gran estatura, y era realmente corpulento.

Hoy ese chico debía cumplir una apuesta que había perdido con su pareja. Porque no tenían nada mejor que hacer.

—Quiero...intentar algo nuevo.—

¿Encontraste algo nuevo en una de esas pornos raras?

—Joder.—

Era un pedido bastante simple, si le preguntaban a Jotaro. Él había probado todo tipo de cosas, Kakyoin había resultado ser un amante...aventurado. Y a él no le resultaba un problema ser parte de esas nuevas cosas.

—Mira. ¿Sabes algo de esto?—

Sin pensarlo, Jotaro negó. Su compañero traía algo entre manos, y era literal. Tenía en ellas un objeto fino de metal, una vara delgada no muy larga: una sonda, al parecer. Comprendió aquello...pero...¿iría a hacer algún procedimiento quirúrgico? Porque era el único uso que conocía para ello. Alzó sus cejas con duda, le dio una pista con ello a Kakyoin de que no tenía ni la más mínima idea de lo que planeaba.

—Te explicaré todo. Pero para ello...—

—Me parece bien, porque no pienso que-—

—Quiero que estés sentado en la cama, desnudo.—

Hubo un pequeño silencio por parte de Jotaro. Hoy estaban siendo directos, vaya. Luego del silencio asintió.

Fue con algunos pasos a estar frente a la cama, dando su espalda a su pareja. Sus piernas algo abiertas, para facilitar que sus pantalones y su ropa interior descienda por ellas. Sus muslos quedaron desnudos, Kakyoin se agachó para inspeccionarlos con sus manos. Sus dedos probando que la piel, aunque firme, tenía su suavidad.

Ahora su largo gakuran negro, después su camisa color rosa pálido fue lo que cayó al suelo.

Esas manos subieron, a medida que Kakyoin quedaba de pie, tras él. Subieron por sus caderas, su cintura, abrazaron con sus dedos sus pechos, es decir, sus pectorales.

—¿No querías que me sentara en la cama?—

—Cierto, me has distraído un montón.—

Pronunció con una calmada sonrisa. El otro dejó reposar su cuerpo en la cama, sentado en ella. Su piel desnuda se siente bien con las sábanas, a pesar de no estar ni siquiera recostado.

Su postura se relajó en ese colchón, sus ojos ascendieron a conectarse con los del chico de cabello cereza.

—Ah, qué desperdicio, podría dibujarte justo ahora...— Bajó nuevamente, esta vez para dejar un beso en su frente expuesta.

—Date prisa, Kakyoin. Terminemos esto.—

–Shhh. Sé un poco paciente.— Luego del beso acarició la frente, gesto para calmar un poco los nervios ajenos, pues le conocía bien. Jotaro resultaba impaciente cuando estaba nervioso.

La sonda tendría unos 25 cm de largo. Kakyoin se estaba preguntando si podría introducir todo ahí dentro, mientras masajea con paciencia la punta. Había visto que era posible en esas pornos. Así que...¿dolería para Jotaro intentarlo? Debía ser muy cuidadoso.

Tanteó con el objeto poco a poco, no estaba siendo difícil que avanzara hacia dentro.

—¿Jotaro?— Detuvo su avance por unos momentos, buscando con su mirada la reacción de Jotaro. Este tenía -como usualmente sería- su ceño arrugado, estaba tratando de comprender la rara sensación.

—Continúa.—

—Hm.— Dijo en aprobación. La sonda avanzaba sin problemas hacia dentro, había un punto en el que parecía que no entraría más. Estaba sorprendido por esta razón cuando comprobó que Jotaro le pedía que siguiera, nuevamente.

Pero esta vez con una voz un poco apagada. ¿Qué era eso? ¿Le gustaba?

—Sigue...Kakyoin, puedo hacerlo.—

Quería haber dicho otras palabras, otras que serían "No te detengas, se siente bien.", mas su orgullo le frenaba. Su lengua se asomó entre sus labios, humedeciendo. Había un cosquilleo agradable que no se detenía en su cuerpo.

A medida que la sonda seguía adentrándose, él tuvo que controlar un poco esos movimientos suyos de sus caderas, que se meneaban un poco del gusto que sentía.

—¿Qué estás sintiendo, Jotaro? ¿Cómo es?—

Para alentarlo a que hablara, que narrase esta experiencia, acercó la boca a su oído, le susurra las cuestionantes. Jotaro casi sonríe. El placer le está forzando a que sus comisuras sonrían.

—Es como si me estuviesen masturbando ahí dentro.—

Esto le sacó una risa a Kakyoin, vaya forma de describirlo.

—¿Ah, si? Veo que se siente bien. Tus caderas me lo están contando, Jotaro.—

El aludido apretó la mandíbula, pero no quiso dejar quietas sus caderas.

Con cuidado, pero ya con más confianza, su amante hacía un movimiento de sacar y meter el instrumento. No tuvo que decir nada, el joven pelinegro ya estaba con su mano en su pene, subiendo y bajando a un buen ritmo.

La sonrisa que había querido evitar ya estaba en sus labios. Era como sentir cosquillas, y sonreír por ello. Solo que no eran simples cosquillas, era placer.

—Avísame cuando...—

—Sí, sí...— No le había dejado terminar de decirlo. Porque se sentía tan bien que no quería ser interrumpido. Dejó que su cuerpo cayera en la cama de pronto, recostándose. Las piernas se separaron, como si de esa forma obtuviese mayor placer. Pero era para que Kakyoin lo viese hacerlo, que comentaste algo penoso, y, por ende, él se lograse excitar más.

—Te sientes tan bien, que quieres llamar mi atención. ¿Quieres terminar ya?—

—Lo...quiero...Ahh...— Por hablar, su voz se escuchó, aunque masculina, frágil.

Entonces, Kakyoin extrajo ese objeto, la sonda; bastó con solo eso, y que cerrara su mano alrededor de su pene, para que Jotaro llegase a su orgasmo.

Y había salido tanto semen, su voz ahora algo aguda y muy llorosa emitió un gemido mayor. A Kakyoin le parecía el sonido más bello que había escuchado, pues le hizo sonreír. Besó su mejilla para recompensarle, murmurando "Bien, bien.", bajo sus labios la piel estaba temblorosa. Había sido un gran orgasmo.

Tan comparable a que si le hubiese hecho el amor.

Vaya.

Kakyo...in, ¿qué idea...se te acaba de pasar por la mente...?—

—Je, je. ¿Qué si...usamos esto cuando lo hacemos?—

Tenía al causante de tal orgasmo en su mano. Jotaro lo miró de forma acusadora.

Luego suspiró.

—Dame un respiro...—

Jᴏᴇsᴛᴀʀ'ˢ☆ [κιиκτοϐєя] 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora