ᵈᵃʸ ⁷•ʙʀᴇᴇᴅɪɴɢ•[Joseph]

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Breeding:
Excitarse con la idea o acto de tener relaciones sexuales sin condón ser inseminado.

Waamu x Joseph
[Top!Waamu x Bottom!Joseph]

Joseph Joestar era la presa de los Hombres del Pilar. Quizás la presa que más ha captado su atención.

Joseph era una presa hábil, que no podías descuidar, por esto sus manos estaban atadas la mayor parte del tiempo. Tanto que ya se había adaptado a ello como si hubiese nacido de manos atadas.

No solía caer en pánico, sentir miedo no era natural en él, no obstante estaba desesperado por salir de allí.

En especial hoy, que tenían establecido como el día de una ceremonia especial, era la perpetuación de su especie. Más bien para extender su raza. No era como que ellos se fuesen a extinguir en algún momento.

Y la "fémina" que iba a ser embarazada esa noche iba a ser Joseph. Ellos pensaban que cualquier sexo de la raza humana podría quedar en estado.

Joseph lo único que sabía era que iba a ser partícipe en un ritual, estaba en un mejor humor pues desconocía de qué iba y tan solo veía en ello un escape a su monotonía.

Él fue vestido con ropas ceremoniales, telas finas y transparentadas. Todo eso rematado con hermosas joyas de oro y algunas gemas preciosas. El diseño era afeminado, pues generalmente buscaban a una mujer hermosa para los mismos. Él iba a ocupar su lugar esa noche y se mofaba de la ropa.

-Dime, Waamu. ¿No tenían mejores ropas para ? Pero qué pésimo servicio.-

Waamu era silencioso, no dijo nada al respecto, tan solo mirando las ropas en el cuerpo potente del humano americano. Tenía una piel morena bastante atractiva, parecida a la de ellos.

Se sentaron alrededor de una fuente de agua, algunas antorchas alumbraban el palacio con aspecto azteca.

Joseph fue quien único quedó de pie.

-¡Maleducados! ¡Ni un asiento son capaces de darme!- Como siempre, ellos pensaron que era un quejica. Y era su objetivo incordiarles, algo que difícilmente lograba puesto que los hombres eran especialmente estoicos.

-Baila.- Habla Waamu, esta noche estaba dedicada a él. Quien sería el que depositara su semilla en Joseph esta noche.

Tan solo dijo.

-¡¿Ah?! Ni siquiera hay música, imbécil.- Y tan pronto como lo dijo, unos hombres comenzaron su función, habían tambores, un instrumento de cuerdas inusual, el ambiente estaba ornamentado con una música que resultaba sensual. Joseph, que era la "hembra", debía ahora iniciar con el ritual.

Al parecer le agradaba la música, pues con canturreos de alegría comenzaba su baile. Sus caderas están meneándose a un ritmo lento, se agitan las joyas que hay decorando esta parte de su cuerpo generando un tintineo rítmico.

Los hombres del pilar están complacidos.

Waamu sonreía, de hecho, Joseph se ha ido acercando con su baile a él. Tiene un sentimiento de que es el consentido de la ocasión.

Bajo esas ropas que hacía mover con su baile había pura piel. No ropa interior.

Esta no era la primera vez en que ellos disfrutaban del cuerpo del humano cautivo. Joseph podía ver por donde iba esto, no le gustaba mucho pero si seguía el juego tal vez escapase.

-Jojo, estás siendo más obediente que nunca.- Habla ACDC. Waamu estaba de acuerdo, justo ahora bailaba la más sensual danza del vientre. Y qué decir de esa cercanía suya, bailando prácticamente en el regazo enorme del dios humano.

-Me gusta la música.- Jojo ni siquiera lanza una respuesta atrevida, él prefiere portarse del buen modo.

Hasta el momento en que unas manos grandes casi cubren sus nalgas. Hasta que nota ese agujero entre las telas que expone su agujero.

Un chillido de desagrado fue lo que dijo como respuesta, sintió ese escalofrío como un mal presagio de lo que iba a suceder.

Hizo una mueca cuando algo rozaba entre sus nalgas. Algo de tamaño descomunal que no se atreve a confundir con nada. Ya lo había sentido otras veces y era enorme, lo más grande que un hombre como él se había permitido tener ahí dentro. ¡Y no era como que antes acostumbrase a introducir algo ahí!¡Ni siquiera le gustaban los hombres!

¿Y ahora...? Siente como si estuviese entrenado enteramente para ser follado por Waamu. Incluso ACDC y Kars también. Pero Waamu tenía una fijación con el pequeño humano.

Oi...gan!¡Ya les dije que...se consigan a una mujerzuela!-

Siempre sucedía lo mismo, perdía la voluntad de pelear, cada vez que sus caderas bajaban por completo ya no lo veía como tan malo.

-Escucha, muchacho, ¿no lo sabes?- ACDC parece burlarse con solo su mirada.

-¿Qué...?- Limitó sus palabras, pero no por voluntad propia. Un gemido le cortó la pregunta por completo. ¿Ese era él?¿No era una mujer cualquiera siendo tomada?

-Hoy Waamu podrá perpetuar nuestra especie gracias a ti. -

No era la primera vez que Waamu ponía su miembro dentro de Joseph. Era la primera vez que iba a inseminarle con su semilla.

Joseph prácticamente no contestaba, ahora que Waamu controlaba el ritmo con sus manos apretadas en sus caderas. Sus respuestas eran gemidos. Tan sucios como los del tipo de mujer a la que Joseph se había referido antes. Él era una mujerzuela ahora entre esos hombres. ¿Qué iba a hacer Jojo?

No podía ni creerse las palabras de ACDC.

-Eso es, Jojo. Vas a tener las crías de Waamu. ¿No te hace feliz?-

Dentro de su corazón, Jojo sentía preocupación.

-¡T...te equivocas...!¡Ahh!...ah...yo no puedo quedar...embarazada...¡Embarazado!-

No escucharon cuando corrigió el género de la palabra. Se había referido a sí mismo como mujer. No lo tomaron en serio.

-Eso...vas a tener mis hijos, Jojo. Eres una hermosa esposa.-

Jamás habían visto a un hombre llorar mientras movía sus caderas para ser follado. Joseph era ese hombre. Detestaba tanto disfrutar del acto que le dejaba a su cuerpo lo de admitirlo.

Waamu había sonreído. No fue por mucho tiempo, esa sonrisa fue efímera.

Sentir su pene aprisionado por el humano que era considerablemente tan pequeño fue quizás lo que lo llevó al orgasmo. Estaba realmente cargado, Joseph pudo comprobarlo. Aplaudían sus compañeros, anunciando que le estaba embarazando de esta forma.

Joseph notó toda esa esperma desbordarse de su agujero y lo único que pudo hacer para defenderse fue gritar unos débiles "No". Francamente, tener esta como su única opción era penoso. Mientras era llenado como cualquier empanada, dejó que el peso de su cuerpo se recostara contra ese corpulento Waamu.

Su cuerpo estaba medio pegajoso, sudoroso y cansado.

Pero no le impedía pensar en que de algún modo debía librarse de este destino que le había tocado.

Jojo sintió su determinación arder nuevamente en su pecho.

Jᴏᴇsᴛᴀʀ'ˢ☆ [κιиκτοϐєя] 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora