ᵈᵃʸ ²²•ᴘᴜᴘᴘᴇᴛ•[Josuke]

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Puppet

N/A:Pronto publico el 21 vatos JAJSJD

Una afición oculta del gran mangaka Rohan Kishibe era en una vitrina coleccionar finísimas muñecas de porcelana. Josuke había visto todo de ello. No estaba muy sorprendido, sin embargo, le parecían hermosas pero tenía una mala sensación acerca de esa nueva obsesión del mangaka.

Esta tarde le había invitado a su casa, cosa que casi nunca sucedía. Realmente era Josuke quien siempre acudía sin avisar a pedir algún favor o quizás dinero. Hoy Rohan necesitaba su ayuda para uno de los últimos volúmenes de su manga. La razón por la cual se había tornado tan amante de todas esas muchachas de porcelana.

Rohan se lamentaba de que esas muchachas tan perfectas no pudiesen cobrar vida. No le resultaba aterrador pensar en ello.

—¿Y?— El muchacho de Morioh se sentaba en una silla en la habitación, preguntando por su rol en todo esto. No le terminaba por agradar aquella vitrina.

—¿Qué es lo primero que haré?—

Las hojas en blanco del nuevo manga estaban alistadas para ser rellenadas de tinta. Ah, recordaba con nostalgia aquellas ocasiones en las que tomaba de inspiración a su buen amigo Koichi. Pero en estos momentos estaba aquel por quien sentía algo de desprecio.

¿Qué podría sacarle de provecho?

Él lo tenía bien claro. Era un gran observador y había percibido ciertas cosas en el muchacho: cosas como esa piel tan cuidada por su dueño, los labios redondos, sus ojos morados como los...oh...como los de una de sus muñecas. Daba una pista de su plan. Y él no necesitó leerlo para saber estos detalles.

Abrió ese clóset suyo, había en él un hermoso traje, con numerosos encajes, colgantes dorados y algún que otro lazo. Un vestido que fácilmente podría lucirle a una hermosa muñeca.

Algo le dijo a Josuke que esta vez él sería la muñeca de Rohan. Ese sentimiento que le hizo negar y negar con su cabeza. Él sabía que de todos modos Rohan lo conseguiría, pero aún así quería hallar algún modo de quitarle la idea de la cabeza.

—¡Estás loco!¡Eso no me va a quedar!—

—¿Hmmm? Si incluso tiene tus medidas de pecho, Josuke.—

Con unos ojos enfermos, burlones, que miraban a ese pequeño canalillo que se formaba en el pecho de Josuke, le comentó. Ese día Josuke se había decidido quitar su camiseta amarilla, era un día de exagerado calor.

Rohan tenía su meta bien definida, estaba sacando de su billetera una cantidad atractiva de dinero. Una que alguien como él podría tener perfectamente, no era la gran cosa pero podría despilfarrarla en algo como esto.

Se notó de inmediato el cambio en las facciones de Josuke. Él estaba comenzando a estar de acuerdo.

•••

Vestido como la más costosa muñeca de porcelana estaba Josuke. Sus labios pintados de un morado hermoso, sus pestañas rizadas y sus mejillas resaltadas con un rubor natural suyo. Su vestimenta entallaba bien en cada rincón suyo, en especial aquella zona de su pecho, que había creado un escote atractivo. Sus cabellos estaban ya fuera de su peinado habitual, los llevaba en dos pequeñas coletas y encima una corona diminuta con perlas.

Rohan no había dudado en comenzar a hacerle fotos desde cada ángulo, no sabía qué se sentía más invasivo, si esos ojos que querían espiar por debajo de sus ropas o la cámara misma.

—Enséñame tus bragas.— Josuke además vestía unos panties blancos, casi transparentes y con diminutos lacitos por acá y por allí. La piel de sus muslos estaba apretada por unas medias finísimas, con una tela que parecía quebrarse ante el más mínimo rasguño. Josuke estaba inmóvil, sus rígidas manos alzaron tan solo un poco su falda que de tanto adorno estaba pesada.

—Más. Enséñale tus bragas a todos aquellos que leerán mi manga.—

—¡Cretino!— Protestó Josuke, subiendo furiosamente su falda. El aire, o tal ves el frío de estar expuesto golpeó con su miembro vestido. Sus muslos se erizaron por la diferencia de temperatura. Todo esto era una experiencia nueva. Un flash le indicó que estaba siendo captado en cámara.

—Necesito saber más.— Necesitaba saber si es que esos carnosos muslos se sentirían bien en sus manos. Era para su manga, por supuesto. Una mano fue a apretar ahí, sintiendo la media apretando la piel tierna del muslo. Y también el rostro de Josuke era digno de ser fotografiado. Él fotografió tanto su muslo siendo tocado por él como su rostro apenado, enojado con el mangaka.

Las fotos fueron breves. Porque luego estuvo Rohan esbozando en sus páginas, llenándolas luego de tinta, sin apenas un error. Hojas y hojas llenas de panorámicas de esa falda levantada, de sus jugosos muslos siendo abusados por dos manos, no sólo una.

Y luego...faltaba algo más.

Josuke.—

Cesó de dibujar. Él miró a Josuke y le hizo una última petición.

Josuke volteó a mirar con molestia. Aún estaba avergonzado.

—Tócate.—

Pidió con su mano señalando aquellos billetes. ¿Le estaba tratando como a una puta a la que le iba a pagar?

Josuke jamás había sido tan denigrado en su vida. Rebajado a meter su mano en sus bragas para  buscar su miembro. ¡Sentía su ano pulsar de la vergüenza por estar exhibiéndose! Un momento que nadie había visto de él, masturbarse era algo tan íntimo y estaba haciéndolo a los ojos de Rohan, que dibujaba y dibujaba.

Ya sentía la viscosidad entre sus dedos, su jugo resbalando hacia abajo, mojando su entrada.

—R...Rohan, maldito...me vas a pagar cada yen...—

Por ahora estaba sintiéndose extremadamente bien. ¿Qué cambiaba en tocarse en su habitación y tocarse frente a esa persona que tanto repudiaba? Era ese sentimiento de sentirse observado, de pensar que esa otra persona le esté viendo como una mujerzuela que sólo quiere satisfacerse. O una que al menos le gusta exhibirse.

Apretar su pene, sentir que gotea un líquido viscoso y que arruina esas bragas, eso le hace sonreír. Agradecido de que estaba de espaldas a Rohan.

—Ro...han-sensei...te odio tanto...¡tanto!...hmm...—

Decía su voz en medio de suspiros, mientras movía sus caderas.

Se sentía tan acalorado, él sabe que está por venirse, siente que su cuerpo, sus pechos no caben en ese vestido escotado. Uno de ellos incluso se sale en medio de todo aquel movimiento loco de sus caderas.

—Apresúrate, tienes que llegar pronto a casa.—

—Ya...—

"Me vengo"

Pronunció en el más cansado japonés, con sus caderas adoloridas y sudorosas. ¡Hacía tanto calor! Y fue refrescante venirse de repente, la esperma se sentía fresca empapando sus bragas.

Escuchaba un elogio, tal vez una burla de Rohan mientras le veía dibujar. Él no escuchaba casi nada debido a la presión de su orgasmo, sus oídos tenía un chillido leve. Y él apenas se podía mantener sentado.

Rohan debía pagarle.

Jᴏᴇsᴛᴀʀ'ˢ☆ [κιиκτοϐєя] 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora