ᵈᵃʸ ¹⁷•ᴘʀᴇʏ•[Jotaro]

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Prey

Jotaro x Others
[Bottom!Jotaro]

N/A: Seh, ya sé. Nuevamente escribiendo del Jotoro ste y del Mermaid AU. Pero esq amo ese Au Aaa-
Y pues amo escribir de Jotoro, tengo un chingo de ideas de él aún uwu.

Debe ser porque aparece en cada puta temporada.

Awebo disfruten uwu♡

La temporada de caza arreciaba en los mares, era aquel momento temido por los seres marinos y conocido como la temporada roja. Permanecían preferentemente en sus casas, tan solo saliendo a buscar alimentos para sus familias.

Jotaro Kujo era un sireno de los mares nipones, mientras que los de su especie se decidían esconder en sus hogares, él paseaba por las aguas prácticamente "desiertas". Ni una silueta de un pececillo era vista, pero en lugar de sentirse preocupado, él nadaba más cerca de esa superficie colmada de celeste.

El aire fresco una vez más perfilaba su rostro. Estaba a la orilla de una playa no tan conocida para todos los humanos. ¿O había acudido un día donde el lugar no era tan concurrido?

Como fuere, él se tomó su tiempo para llegar a uno de los extremos, donde sobresalían algunas rocas y había alguna especie de pequeña bahía. Allí es donde Jotaro prefería descansar, su cola reposando sobre una roca donde aún el agua marina alcanza, podría refrescarse y darle vida a sus escamas.

Pero en ese momento en que fue a acceder al gran pedrusco, se sintió inmovilizado. Como si su cola fuese capturada.

Efectivamente, volteó su mirada con algunos nervios, ¡jamás había estado en una situación así! Él solía ser ágil en el agua y difícil de capturar.

Su hermosa cola de pez platinada se agitaba frenéticamente para escapar de la red. Unas risas desde ese acantilado arenoso le indicaban que eran sus cazadores quienes se burlaban de él, una presa frustrada.

Jotaro podría ser incansable, pero ellos eran tres.

Tres cazadores que le alzaban sobre el agua para llevarlo a alguna exhibición.

Eran pocos los sirenos que eran capturados por los cazadores. ¡Parecía una mala broma!

•••

El incómodo sentimiento de resequedad le despertó. Y la luz le molestó en sus ojos marinos, así que los frotó con el dorso de su muñeca. O eso intentó, hasta que notó que estas estaban inmovilizadas con parte de la misma red que le atrapó.

Movió su cola molesto, ciertamente era lo que se decía un pez fuera del agua. Esta imagen provocó algunas risas en aquellos tres humanos despreciables.

—¡Puaj...!—

—Detestas el olor a pez, ¿no es así?—

—Si quieres puedes marcharte, colega.—

—No...¡No voy a perderme la diversión solo porque nuestro chico huela a pez!—

"Nuestro chico"...

—Oigan, ¿qué mierda de payasos son ustedes?—

Además de temerario, tenía un mal genio, y era de esos que detestaba estar a la merced de otros. Difícil era creer que había sido capturado, y mucho más que alguien que había hecho burlas de él no había recibido su merecido.

—¡Vaya! ¡El pez tiene una boca muy sucia!—

—Oye...¿es cierto eso de que primero debemos limpiar al pez?—

—Sí, sí.—

—¡Limpiemos su boca, pues!—

Estallaron en risas, eso era. Él era el pececillo de juegos de ellos. Se sentía humillante para su raza, y para él. Hijo de una sirena y un delfín, siempre había sido objeto de burlas, como si él fuera un juguetón delfín, así le trataban.

Y ahora, estaba intentando morder los dedos de quienes jugaban con su boca. Esos cazadores introducían sus dedos para tomar su lengua escurridiza.

—¡Mira, su lengua se está retorciendo!—

—Se mueve bien...—

Y tuvieron la peor idea de todas al ver su lengua tan inquieta. Tenían un motivo en común. Fue aquel que detestaba el olor a pescado quien da la idea.

—Mira, ¿puedes moverla aquí? Ven, ven.—

Le llamó como un pequeño animal directo a su pene desenfundado. Este se enrojecía bajo su terco agarre con sus propias manos, incitando al muchacho pez. Que para nada estaba animado, él sacó su lengua voluntariamente para mofarse de aquellos, como si no le importase nada.

Fue por no importarle nada que el cazador restregó su buena pieza contra la lengua de Jotaro, recogiendo con ella el desagradable sabor salado, como a un sudor. No era un sabor para nada gratificante, y fue menos agradable aún cuando tenía el miembro entero en su boca.

Una mueca por instinto se adueñó de sus facciones bellas. No dejaba de mover su lengua para de algún modo sacar aquello que invadía su boca.

Hmmm...incluso aunque no quiera hace un buen trabajo.—

Aunque no fuera un humano propiamente dicho, tenía inteligencia. Sabía que si se portaba bien, ellos terminaban rápido. Era lo más probable, ¿no es así?

El esmero con que sus labios succionan la carne tomó por sorpresa a los hombres, él apretaba la boca y lo dejaba ir en la punta. Sus ojos en cada momento fijándose en esas asquerosas expresiones faciales complacidas.

El primero de ellos terminó en su boca, plagándola de una repugnante amargura. El segundo lo hizo en su bella cola.

Ah, pero el último de ellos. Él lo hizo justo en su cara, casi ni le dio tiempo cerrar sus ojos y pensaba que iba a recibirlo en ellos de lleno. Su cabello mojado aún de mar impregnado estaba ahora con el semen del tercer cazador.

Cuando tose, intentando respirar, se descuida. Aunque aún por la red no podía escapar.

¿A dónde le llevaban ahora? No iban a ser tan bonachones como para regresarle.

•••

En una pecera. Como un pez decorativo, allí quedó. Tenía el espacio suficiente pero era incómodo estar siendo observado por tantos riquillos. Él había sido vendido a un dueño millonario, a nadar en el reducido espacio de una pecera.

En medio de una fiesta de millonarios donde la atracción principal era Jotaro, el nuevo pececillo que había comprado el rico para su pecera en su casa.

Ellos no pararían de mirarle.

Cerró sus bellos ojos que tanto halagaban para no tener que verles.


Jᴏᴇsᴛᴀʀ'ˢ☆ [κιиκτοϐєя] 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora