ᵈᵃʸ ⁶•ғʀᴇᴇ ᴜsᴇ• [Joseph]

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Free Use:
Un fetiche donde la pareja tiene permitido "follar" cualquier parte del cuerpo de su amante en cualquier momento.

CaeJose
[Top!Caesar x Bottom!Joseph]

Ya fuera tomando un descanso, preparando algo de comer, entrenando. Ellos tenían ese régimen. Para saciar sus frustraciones, probar nuevas cosas desde que comenzaron su noviazgo, en cualquier momento tenían permitido el tener relaciones sexuales con el otro cuando le apeteciera.

Podría usar cualquier parte del cuerpo ajeno para saciarse. Justo como ahora:

Estaba Caesar entrenando con Joseph, habían algunas particularidades que necesitaban perfeccionar en el uso del hamon. Lo típico. Y aún más típico que Joseph en medio de un entrenamiento en el que Lisa Lisa no estuviese presente se le ocurriese juguetear de más con Caesar.

En uno de los descansos, se acercó a regalarle un masaje de gratis a sus hombros, Joseph sonreía con las intenciones de alguien que tiene algo planeado ya. Sus manos refrescan con un suave hamon los músculos.

Caesar casi se esperó aquel "Caesarino" canturreado. Era todo un diablillo aquel Joseph, usando su voz encantadora contra él.

Caesar fingió desinterés.

—¿Qué cosa?—

Joseph no responde, junta su cuerpo entrenado al de su pareja de entrenamiento y en el amor. Sus caderas se mueven de forma lenta y seductora. Él hacía todo un show si con ello ganaba una buena cogida.

"Caesarino" lanza de sus labios un suspiro que parece decir por sí solo "Qué remedio". Pero está emocionado. Luego de un entrenamiento es un buen momento para liberar tensiones.

Y cuando se voltea, ¿qué ve? Joseph desnudándose con paciencia, cada poco de su piel morena expuesta era un paso más que le alejaba de inventar una excusa para no hacerlo.

Esta vez lo harían contra aquella pared. Caesar lo llevó hasta allí como si fuese una bella signorina que sería su merienda de ese entrenamiento. Su mano en cada cadera, y la forma en que su cuerpo se frotaba, ese espíritu animal demostraba las ganas que tenía de hacer suyo al muchacho mal portado.

Joseph le arrebata su prenda superior de su cuerpo, Caesar ayuda con sus pantalones. Ellos están desnudos en el campo de entrenamiento, pueden sentir todo del cuerpo del otro. Han acudido a tener sexo para relajarse.

Y luego de las preparaciones, están moviéndose como bestias, los gruñidos proliferan en el cuarto se entrenamiento, y no eran porque combatieran precisamente.

—Ah-...eres mío, Jojo—

Le declaró en medio de esos movimientos desaforados, sus jadeos arrastraban un poco la frase. Joseph no podía creer lo que oía. ¡Él era libre! No propiedad de nadie.

—Hm...mh...olvida eso...¡No soy de nadie...!—

Aunque el italiano de cabellos rubios le tuviese soñando, delirando con sus bellas palabras, eso no iba a aplacar su orgullo como hombre. El orgullo que ahora no hallaba. A veces se escuchaba gemir, agitado por el ritmo sin cuidados de ambos, simplemente no se podía creer que esos sonidos para nada masculinos eran suyos. No creía que cuando gritaba "Más", era él.

Menos creía que el que lloriqueaba un "Caesarino" era él. Sus uñas se aferraban a la piel bien cuidada del italiano, mientras era follado con desconsideración. Su piel sudada se adhería a la pared, esa piel morena suya perlada con gotas de sudor.

Así hacían ellos el amor. En cualquier momento que al otro se le antojase.

Joseph era el más goloso de los dos. Se lo pedía a veces en circunstancias imrpobables, era joven y lleno de energía: hiperactivo a más no poder.

Cuando menos pensado estuviera el encuentro sexual, más delicioso era para él. Y no podría negar casi que estaba enamorado de forma loca de Caesar, la forma en que de repente buscaba sus labios. Buscaba su mirada para conectarla con la suya, sus brazos para envolverse en ellos.

No era simple pasión.

La próxima vez terminaron haciéndolo de camino a vencer al enemigo. Era al aire libre y salvaje. Estaban en constante vigilancia por algún usuario de hamon enemigo.

Y Joseph acude con un traje femenino que él no había visto jamás. Parecía, según lo que sus ojos opinaban, una signorina mexicana de cuerpo muy voluptuoso.

No se lo había podido creer si se lo contaban. Aunque Joseph era capaz de cualquier cosa.

Simplemente se rió al inicio.

En ese momento solamente, puesto que ya luego comprendía las señales: Joseph quería una ronda justo ahora. Y no deese tequila que cargaba en su cesta.

Primero Joseph le dio el sorbo a la bebida, luego Caesar.

Después compartieron el siguiente trago de boca a boca, los labios ardiendo del fuerte sabor etílico del tequila. Caesar tocaba divertido los senos falsos de Joseph, qué temerario.

Jamás le quitó su ropa cuando ya iban a hacer el amor. El vestido estaba levantado, ese aire seco desértico era un deleite para Joseph. Los dedos no se decidían por donde apretar carne primero, es que Joseph era en sí tan voluptuoso, optó por sus caderas, hundiendo allí sus uñas cuando le montaba enérgicamente.

Por supuesto, no faltaron esas frases que eran parte del juego.

"¿Qué hacías por aquí, signorina?"

"¿Viniste a seducir a un extranjero?"

"Bella, eres tan estrecha aquí."

Sus pronombres eran femeninos, para destacar ese atuendo femenino en el cuerpo del americano. Jojo esta vez no podía dar una respuesta pícara.

Más bien, permanecía gimoteando cada vez que Caesar y él tenían relaciones sexuales. Su mente estaba permanecía ocupada tan solo con lo que sucedía en el momento.

Y una vez finalizaban, Joseph no estaba arrepentido, sino avergonzado de haber sacado a relucir ese lado tan suave suyo.

Caesar se ocupaba de recordárselo tan solo para incordiarle, Jojo era como un niño disgustado en esos momentos.

Ese era parte de su día a día.

Parte de la relación entre ambos, porque así lo habían decidido.

Para los demás, eran buenos amigos.

Jᴏᴇsᴛᴀʀ'ˢ☆ [κιиκτοϐєя] 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora