Día 3. Luz de luna [DenNor]

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No importaban los siglos que pasaran, la sensación de soledad que tenía casi todas las noches el noruego no desaparecía. Desde que se separó de Dinamarca todo había ido a peor y él solo podía mantener aquella fría actitud cerca de él porque sabía la dependencia emocional que tenía del más mayor y si le hacía caso le dolería aún más estar sin él. Por lo menos si lo trataba mal se acabaría cansando de él, no se verían más y superaría aquella sensación. Al final acabó adoptando esa actitud con todos.

Sin embargo consiguió lo contrario, el danés siempre estaba detrás de él intentando ayudarle en todo. Él no soportaba aquella situación, no soportaba que le agradase tenerlo al lado y no podía mostrarlo. Ya todos le decían que estaba mal lo que hacía pero nadie era capaz de entender sus sentimientos, lo que aumentaba su soledad aún más.

Un día tras una reunión mundial, el noruego se vio con Inglaterra y Rumanía, sus mejores amigos. Les contó sus sentimientos y estos no respondieron como le gustaría.

-Vamos, si lo sigues tratando así de mal le harás mucho daño. Si quieres que se aleje de ti solo díselo. -Rumanía parecía molesto de escuchar siempre sus mismas quejas.
-Vlad tiene razón. -Respondió Inglaterra, intentando sonreír para no sonar demasiado borde.
-Gracias por vuestro nulo apoyo, chicos. - El noruego se levantó de su silla y se marchó.

No sabía a dónde ir, estaba solo por Ámsterdam, lugar donde había sido aquella reunión. Podría llamar a Islandia, pero este estaba con Hong Kong y solo molestaría. Finlandia estaba en una cita con Suecia y era imposible molestarlos, Suecia se enfadaría demasiado. Incluso Dinamarca estaba ocupado, sabía lo bien que se llevaba con el holandés. Al final acabó perdido de tanto caminar y no sabía ni dónde estaba pero no quería molestar a nadie.

El noruego estuvo caminando hasta un parque, donde se sentó en un banco y se quedó ahí llorando el resto de la tarde.

-Yo no quiero ser así. Simplemente me sale... Lo siento... -Dijo como si alguien lo estuviese escuchando. Pero no había nadie. Estaba solo, se había quedado solo. No supo cuándo pero de estar llorando se quedó dormido ahí.

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-Hm... ¿Aún sigues haciendo caso a ese país incluso cuando te trata así? -Holanda preguntó al danés. Este solo asintió y sonrió.
-Él es así. Y yo lo quiero tal y como es. Es difícil comprender su actitud pero yo lo hago y no tengo ningún problema. Además no eres el más indicado para hablar de actitudes pésimas con la gente que les importa. -Sabía darle donde le dolía perfectamente.
-Si lo dices por él, no me gusta.
-Claro que no, y yo soy heterosexual.
-No me gusta España.
-¿Y la cita de esta noche?
-Solo vamos a tomar algo y ponernos al día.
-Sí, y después aparecerá en tu casa mañana mágicamente y "ay, es que se le perdió la cartera", esa fue tu excusa la última vez.
-Si quieres lo dejo en la calle. Tsk, como sea, ya me cambiaste de tema.
-Perdón, perdón. Pero eres exactamente igual que Noru.
-N-no soy así de frío con la gente.
-En mi opinión eres bastante frío y a los dos os cuesta aceptar vuestros sentimientos.
-¿Por qué no lo ves esta noche?
-Seguro que no me hace ni caso.
-Inténtalo.
-Está bien, lo llamaré. -El danés tomó su teléfono y marcó al noruego. No obtuvo respuesta. -¿Ves? Nada. Estará ocupado son sus amigos mágicos.
-Sigo diciendo que si hace estas cosas no vale la pena que sigas detrás de él.
-Di lo que quieras, yo no voy a dejar de querer a Noru. Me nieg- -Su teléfono empezó a sonar. Era Islandia. -Dime, Ice. -El rostro del danés se puso completamente pálido y se levantó rápidamente, poniéndose su abrigo.
-¿Qué sucede? -El holandés preguntó algo asustado.
-No está con Vladimir ni Arthur y no le contesta al teléfono a Emil. Al parecer discutió con sus amigos y se fue. Seguro que se ha perdido.
-Voy contigo a buscarlo.
-No, tú ve a tu cita. Estaré bien, en serio.
-Cualquier cosa avísanos, en serio. No molestarás. Es algo importante.
-Gracias, Tim.

El danés llamó repetidas veces al teléfono del noruego, sin obtener respuesta alguna.

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-¿Hm? -El noruego despertó, viendo la hora en su móvil. Ya era de noche, se veía solo la luz de la luna y la de las luces de la ciudad. -¡Mierda! Ha anochecido y sigo perdido. -Después vio todas las llamadas de sus amigos, su hermano y sobre todo de él, de Dinamarca. Y fue el primero al que llamó.

-¡NORU! ¿Dónde estás? Todos están preocupados.
-No lo sé. ¿Y preocupados? No es posible que nadie se preocupe por alguien tan insoportable.
-No digas tonterías. Por favor dime donde estás.
-No lo sé, me perdí hace horas y me quedé dormido.
-Idiota... Si te llega a pasar algo yo... Por favor, pásame tu ubicación. Voy para allí. No te muevas.
-Vale.

Colgó el teléfono y le envió la ubicación. Entonces empezó a llorar de nuevo. Había preocupado a todos por ser así de estúpido, en ese momento se odiaba bastante.

-NORU. -El danés corrió hacia él y lo abrazó. Ahí se dio cuenta de que estaba llorando. -¿Qué te pasa? No es propio de ti hacer algo así.
-¿Por qué sigues ayudándome? Estoy harto, solo quiero que este sentimiento de soledad se vaya de mí y si sigues aquí es imposible.
-¿De qué hablas?
-Desde que nos separamos... Me siento solo...

El danés lo aferró más a él y besó su cabeza. Finalmente se estaba sincerando con él.

-Yo también me siento solo desde ese momento.
-¿Y no quieres alejarte de mí para superarlo?
-¡Claro que no! Quiero estar contigo aunque no podamos vivir juntos de nuevo.
-¿Y eso no es más doloroso, anko?
-Claro que no. Me hace feliz pasar tiempo contigo.
-Ya veo... No sé en qué momento me volví así de frío... Ya no solo contigo, con todos... Soy despreciable.
-No lo eres. A mí me gustas así.
-¿Te gusto?
-¿No se nota?
-Sí, bueno. Seguro que te arruiné los planes de hoy por haber hecho esta estupidez.
-De hecho te llamé antes de enterarme de que no estabas con tus amigos para pasar la noche contigo. Hoy hay luna llena y se ve preciosa, quería salir contigo a verla, mira. -Señaló al cielo y este miró, era cierto, el cielo se veía precioso.
-Sí que se ve bien... No es tarde para sentarnos y verla.
-¡Vamos! -El danés ya quería olvidar lo que había pasado y tomó la mano del noruego. Se sentaron sobre una zona de césped que había y se quedaron un rato mirando al cielo. En un momento en el que el danés estaba demasiado metido en sus pensamientos mientras miraba al cielo, el noruego lo pilló por sorpresa y lo besó.

-¿N-noru?
-Te lo has ganado.
-Te quiero. -El danés lo abrazó y este correspondió, besándolo de nuevo.
-Yo también.

Aquella noche la pasaron juntos. Por unas horas, ese sentimiento de soledad desapareció para ambos. En ese momento fue cuando Noruega se dio cuenta de lo mucho que necesitaba estar con el danés.

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Un día más, aquí está el fic. Amo demasiado este ship y tenía muchas ganas de escribir sobre ellos. Espero que os guste <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora